La UE renueva al presidente gris

Daniel Basteiro BRUSELAS / SERVICIO ESPECIAL

INTERNACIONAL

Van Rompuy seguirá al frente del Consejo dos años y medio más

02 mar 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Dos años y medio después, Herman Van Rompuy no ha logrado dar a conocer las funciones de su cargo ni a sí mismo. Fuera de las instituciones comunitarias, el presidente del Consejo, que ayer fue renovado en el cargo, sigue siendo un perfecto desconocido. Según su equipo, es una ventaja para un puesto que requiere sigilo. Van Rompuy, ex primer ministro belga de 64 años, huye de los medios de comunicación. «Nunca hice carrera con la prensa y no voy a empezar ahora», dijo en uno de sus pocos encuentros informales con los periodistas el año pasado. La mejor manera de conocerlo es a través de su cuenta en Twitter, alimentada fundamentalmente por sus colaboradores, o a través de la prensa belga de habla neerlandófona, donde sí se prodiga con frecuencia.

Lo cierto es que Van Rompuy fue elegido por su discreción y su capacidad para «construir consensos», dos cualidades que han sido finalmente apreciadas. Angela Merkel y Nicolas Sarkozy, las dos personas con mayor capacidad ejecutiva en la Unión Europea, huyeron de otros candidatos con más personalidad, como el carismático Tony Blair, manchado por su apoyo a George Bush en la guerra de Irak, o Felipe González, que se autodescartó como candidato.

El cargo que Van Rompuy ocupará por otros dos años y medio es una creación del Tratado de Lisboa, que lleva dos años en vigor. El objetivo era dotar a la UE de una cabeza visible y acabar con las caóticas presidencias semestrales, que se mantienen de forma testimonial. Su principal cometido es convocar y presidir las cumbres de jefes de Gobierno y poner a la UE en el mapa como máximo representante de los 27 países miembros. Es en este último cometido en el que más críticas ha recibido por su alergia a los actos públicos, que lo mantienen siempre en la penumbra de la actualidad. Comparte tarea con Catherine Ashton, la jefa de la diplomacia, que además de seguir siendo desconocida despierta mucha más resistencia entre los países miembros.

Hay que viajar lejos para encontrar un país que conozca a Van Rompuy, pero alguno hay. En China goza de cierta popularidad y tiene 185.000 seguidores en una de las redes sociales más populares. Entre la clase dirigente japonesa, país que visitó recientemente, también es apreciado. Se explica por su afición a los haikus, poemas tradicionales y cortos que cultiva en ocasiones especiales y que han sido objeto de un libro recopilatorio.

Su continuidad «no ofrece ninguna resistencia», según reconoció con visible satisfacción el actual primer ministro belga, Elio di Rupo. La dificultad para encontrar a otro ex primer ministro dispuesto y los habituales equilibrios geográficos e ideológicos convertirían en una intrincada negociación la designación de un sucesor. Por el momento, Merkel y Sarkozy, superados por los problemas de la eurozona, prefieren a su discreto y fiel aliado.