La violencia se radicaliza en Egipto

Rosa Paíno
Rosa Paíno REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

MOHAMED OMAR

La Junta Militar culpa de los nuevos disturbios a una conspiración extranjera e interna

04 feb 2012 . Actualizado a las 07:02 h.

El trágico final de un partido de fútbol en Port Said ha reactivado de nuevo la violencia en Egipto, extendiéndose por varias ciudades y dejando cinco muertos y 1.700 heridos. Ante la radicalización de la protesta, la Junta Militar salió al paso diciendo que el país atraviesa «la etapa más peligrosa y más importante de su historia», y acusó a «partes extranjeras e internas» de estar detrás de la violencia. Además, reclamó a los partidos políticos que «asuman su papel para intervenir de manera activa y eficaz para enterrar la discordia», en un comunicado en su Facebook y que difundió Efe.

Los manifestantes, activistas e hinchas del club cairota Al Ahly, culpan a la policía de no haber evitado la violencia que se desató el miércoles tras el partido en Port Said y que dejó más de 70 muertos. Pero la ira está sobre todo dirigida contra la Junta Militar. Los activistas están cada vez más exasperados con los generales. Desde hace meses les exigen el fin de los juicios de civiles antes tribunales militares, una reestructuración del Ministerio de Interior y el respeto de las libertades y de la justicia social. Ayer fueron convocados por una coalición de 28 organizaciones prodemocracia para exigir una vez más el fin del poder militar.

Incertidumbre

Los choques entre manifestantes y las fuerzas de seguridad se recrudecieron frente al Ministerio de Interior, en la calle que lleva a la plaza Tahrir, espoleando la rebelión contra la Junta Militar y la incertidumbre sobre la transición. Es el mismo escenario que hace dos meses acogió otros violentos choques frente a ese ministerio, vestigio de la era Mubarak. En aquella ocasión, los ultras del Al Alhy estuvieron en la primera línea del enfrentamiento.

El cercano edificio de Hacienda fue incendiado, y saqueado su inmobiliario para construir barricadas, según informa el corresponsal de Al Arabiya. «Nosotros somos los hijos de los faraones», afirmó Mohamed Abdul-Ghani, un obrero de 32 años, a ese canal. En este nuevo viernes de la ira, dos manifestantes perecieron por inhalar gases lacrimógenos y un militar murió atropellado por un vehículo policial. El número de heridos desde el jueves se eleva a 1.482.

En Suez se repitieron los violentos enfrentamientos, que de madrugada ya habían dejado dos muertos a tiros. La policía utilizó fuego real para contener una multitud que intentaba entrar en una comisaría. Además, muchos comercios fueron dañados, al igual que la fachada del Banco del Canal de Suez. La policía mantuvo acordonada las sedes de Seguridad del Estado y del Ministerio de Justicia.

Secuestro en el Sinaí

La inestabilidad está hundiendo cada vez al país en la precariedad económica y en la inseguridad. Parte de la sociedad y los partidos liberales rechazan la nueva espiral de violencia. La falta de seguridad ha posibilitado la proliferación de secuestros y robos por todo el país. Ayer, un grupo beduino interceptó a punta de pistola un autobús de turistas en la carretera que lleva al monasterio de Santa Catalina, en el Sinaí, y se llevó a dos mujeres estadounidenses y al guía. Los asaltantes robaron las pertenencias a los demás turistas. Pocas horas después liberaron a las dos secuestradas.

No es el primer secuestro a manos de beduinos. El martes, un grupo retuvo durante unas horas a varios trabajadores chinos. Su liberación, según dijo a AFP un líder beduino que solicitó el anonimato, fue posible después de que las autoridades egipcias se comprometieran a liberar, como les exigían los captores, a cinco de detenidos por atentados en el Sinaí.