EE.UU. evita condenar la violencia policial

Redacción / la voz

INTERNACIONAL

17 mar 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

La Casa Blanca está en una encrucijada. Por un lado, para Washington es muy importante la estabilidad en el reino, que alberga la base de su V Flota. Una base, fundamental para contener a Irán, que se vería posiblemente amenazada si los opositores bahreiníes tuvieran el poder.

Barack Obama, que criticó duramente el uso de la fuerza en Túnez, Egipto y Libia, no resultaría creíble si ahora no condenase el uso de la violencia en Bahréin. Pero de nuevo ayer evitó condenar la intervención de las tropas saudíes y la represión contra los opositores. El presidente solo se dedicó ayer a mostrar su «profunda preocupación» por la violencia contra los manifestantes, en conversación telefónica con los reyes saudí y bahreiní, e insistió en que la solución política es la mejor vía para «lograr una resolución estable y justa». Poco antes, la secretaria de Estado, Hillary Clinton, declaró al canal CBS que los países del Golfo van por «mal camino» con el envío de fuerzas a Bahréin para ayudar a contener la revuelta.

La situación para la Administración Obama es complicada teniendo en cuenta que el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, ya se ha erigido en defensor de sus hermanos chiíes en el pequeño reino del Pérsico. Los monarcas árabes temen que el derrocamiento del rey de Bahréin sirva de ejemplo y que Irán pueda salir fortalecido.

«Estamos a favor de que la familia Al Jalifa se quede, pero queremos que nuestro país se convierta en una monarquía constitucional, como España o el Reino Unido», explica Alí al Aswad, del grupo chií Wifak. Si esa exigencia se hiciera realidad, sería el comienzo de una nueva era en la península Arábiga.