España, dispuesta a revitalizar Europa con el Tratado de Lisboa

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INTERNACIONAL

La presidencia de turno será la encargada de poner en marcha las nuevas normas de funcionamiento de la UE

02 dic 2009 . Actualizado a las 03:13 h.

El Gobierno español trabaja desde hace semanas para lograr que el engranaje de las instituciones europeas se adapte sin demasiadas brusquedades a la entrada en vigor del Tratado de Lisboa, un texto que otorga mayor poder al Europarlamento, amplía el espectro de competencias comunitarias y modifica las reglas de funcionamiento del Consejo, el principal órgano decisorio de la Unión Europea.

Será España a quien le toque poner en marcha esas nuevas normas bajo su presidencia semestral, que se inicia el 1 de enero del 2010, y que deberá compaginar con la gestión de los asuntos corrientes y con la puesta en marcha de las prioridades que el Ejecutivo español se ha fijado para desarrollar durante su mandato.

En el simbólico acto organizado ayer en Lisboa en la Torre de Belem y a pocos metros del monasterio de los Jerónimos, donde hace casi dos años firmaron los Veintisiete el Tratado de Lisboa, José Luis Rodríguez Zapatero garantizo que será leal a las instituciones europeas y al texto que recupera «la vitalidad, la energía y la ambición» e Europa

«Estamos en Lisboa para marcar una nueva cara del destino de Europa», dijo el nuevo presidente permanente del Consejo Europeo, el belga Herman van Rompuy, en su primer discurso y acto público como presidente del Consejo Europeo, ante la presencia de Jose Manuel Durão Barroso, el presidente de turno, el sueco Fredrik Reinfeldt y la alta representante para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad y sustituta del español Javier Solana, la británica Catherine Ashton.

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Precisamente, una de las tareas en las que deberá empeñarse España es buscar hueco a esas dos nuevas figuras y potencias su imagen, tarea nada fácil dado que se trata de dos personalidades prácticamente desconocidas para los europeos fuera de sus países. Y tendrá que hacerlo a costa de perder protagonismo, dado que el Tratado de Lisboa otorga a ambos funciones relevantes en el manejo de las reuniones y actos oficiales, que obligarán a Zapatero a pasar a un segundo plano.

Fuentes cercanas al Gobierno han asegurado que la intención de la presidencia española es «dar toda la visibilidad que haga falta» a los nuevos cargos, aunque se a costa «de salir menos en la foto».

Van Rompuy y Ashton empezarán a desempeñar formalmente todas las responsabilidades de sus puestos a partir de enero (de hecho la británica sigue siendo oficialmente comisaria de Comercio), pero su aterrizaje ya se ha notado. «Mis palabras clave serán continuidad y coherencia», dijo ayer Van Rompuy, quien volvió a comprometerse a «tener en cuenta los intereses y las sensibilidades» de todos los socios de la Unión Europea.

Por su parte, la representante para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad tendrá hoy oportunidad de medirse a las expectativas que ha levantado su nombramiento en una intervención que mantendrá ante la Comisión de Asuntos Exteriores de la Eurocámara, y durante la que se prevé que expondrá sus proyectos para poner en marcha el servicio de Acción Exterior de la UE.