La UE opta por dos líderes de perfil bajo para relanzar sus instituciones

Juan Oliver

INTERNACIONAL

El belga Van Rompuy será presidente del Consejo, y la británica Catherine Ashton, alta representante

20 nov 2009 . Actualizado a las 12:18 h.

La Unión Europea optó ayer por entregar los galones de mando de su nueva estructura administrativa y de su imagen externa a dos figuras prácticamente desconocidas para la ciudadanía de la UE y con escasa experiencia en tareas de gobierno. La opción puede sonar arriesgada, pero a cambio de dar un perfil bajo a esos puestos, los Veintisiete lograron anoche cerrar con rapidez y por unanimidad un complicado proceso en el que parecían muy distanciados. Finalmente, y contra lo que se preveía, lograron alcanzar un equilibrio político, territorial y de sexos que pocas horas antes parecía casi imposible. Herman Van Rompuy, democristiano de 62 años y hasta ahora primer ministro de Bélgica, será el nuevo presidente permanente del Consejo de la Unión, con un mandato de dos años y medio renovable solamente una vez. Catherine Ashton, británica de 53 y comisaria de Comercio desde octubre del año pasado, ejercerá como alta representante para las Relaciones Exteriores y la Política de Seguridad en sustitución de Javier Solana. Son nombres son inéditos fuera de sus países, y de hecho ninguno responde a la necesidad declarada por algunos líderes europeos de dotar a la Unión de un liderazgo sólido y fácilmente identificable dentro y fuera de sus fronteras, con capacidad para obviar el juego de intereses nacionales y tirar del carro de la construcción europea. Favoritos Van Rompuy llegó como favorito a la cumbre de Bruselas no porque su carisma le hubiera atraído el favor de la mayoría de jefes de Estado y de Gobierno, sino porque era el candidato que menos rechazos provocaba y el que más se aproximada a la idea que países como Francia y Alemania tienen de la Presidencia. Ni la canciller germana, Ángela Merkel, ni el presidente galo, Nicolás Sarkozy, deseaban un presidente mediático como Tony Blair, quien ha sido el gran derrotado del proceso. No así su sucesor, el primer ministro británico, Gordon Brown, quien retiró la candidatura de Blair, que había defendido con uñas y dientes, en cuanto confirmó que le sería imposible lograr el apoyo de sus socios. A cambio, colocó a Ashton en el apetecible puesto de jefa de la diplomacia europea, donde manejará un presupuesto envidiable para poner en marcha el servicio diplomático común de los Veintisiete. Su condición de mujer hizo bascular la balanza del lado de Ashton en detrimento de su compatriota David Miliband, aunque no puede ocultar el hecho de que la cuota femenina en los centros de poder comunitarios sigue siendo mínima.