¿Realmente existe Af-Pak?

Miguel A. Murado

INTERNACIONAL

01 nov 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

El hallazgo en el Waziristán paquistaní de los pasaportes europeos de dos sospechosos relacionados con los atentados del 11-S y el 11-M tiene algo de frustrante, y quizá por eso no se le ha dado la debida importancia. Es un recordatorio demasiado gráfico de que los verdaderos objetivos de la guerra de Afganistán están en Pakistán y que, por tanto, a la OTAN no solo le está yendo mal sino que además le está yendo mal en el país que no es.

Fue para salvar en parte esta situación un poco absurda para lo que la Casa Blanca acuñó un nuevo concepto geográfico, Af-Pak (Afganistán-Pakistán), que ha hecho fortuna en el lenguaje periodístico. Está bien pensado, porque produce la impresión de que para ganar la guerra en Pakistán tiene sentido estar en Afganistán. Pero se trata de una impresión bastante engañosa. Af-Pak, como la tierra de nunca jamás y otros topónimos inventados, tiene algo de realidad y mucho de fantasía.

Pakistán no funciona como retaguardia de los talibanes afganos, que no lo necesitan. Tampoco hay demasiados paquistaníes combatiendo en el país vecino. Más bien, se está reproduciendo lo que sucedió en su día con Vietnam y Camboya. Los norteamericanos extendieron entonces la guerra a Camboya para hacer una pinza a los vietnamitas, pero solo lograron abrir un nuevo conflicto con su propia dinámica, que continuó después de que terminase el de Vietnam y resultó incluso peor.

De momento, no cabe hacerse demasiadas ilusiones respecto a la operación del Ejército paquistaní en Waziristán, y que responde más a cuestiones internas que a la estrategia de la OTAN en Afganistán. La prueba es que, para cubrirse las espaldas, los militares han pactado con casi todos los líderes talibanes paquistaníes, por ejemplo el mulá Nazir, e incluso con los talibanes del otro lado de la frontera, como Hafiz Gul Bajadur o Mulvi Sadic Nur. En la práctica, el asalto se reduce a una operación de castigo contra el clan Mehsud y sus aliados uzbekos.

Al Qaida en Beluchistán

Los mehsud están detrás de muchos de los atentados que han ensangrentado Pakistán en los últimos meses, pero tienen casi tantos enemigos en el campo talibán como fuera de él, por lo que esta operación del Ejército afectará poco a la situación afgana. Puede que ni siquiera afecte demasiado a Waziristán, porque todo indica que los mehsud han decidido no plantar cara al Ejército y limitarse a su cruel campaña de bombas en las ciudades. Llegará la nieve y se verá quién ha ganado qué.

En cuanto a Al Qaida, nada les impide instalarse un poco más al sur, en la aún más incontrolada región de Beluchistán, si es que no están ya allí. Este espacio inmenso y aún más violento que Waziristán va a ser seguramente el próximo lugar del que oiremos hablar como «el bastión de Al Qaida». Y es que ese bastión, como Af-Pak, tiene mucho de geografía imaginaria, y, como el legendario Eldorado, está siempre un poco más lejos del lugar al que uno ha llegado con enorme esfuerzo y sufrimiento, propio y ajeno.