La seguridad de Buckingham, otra vez en evidencia

I. A.

INTERNACIONAL

25 may 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Dos periodistas del dominical británico News of the World han vuelto a poner en evidencia las medidas de seguridad alrededor de la familia real británica después de que lograrán acceder al palacio de Buckingham tras sobornar a un chófer de la reina.

El chófer fue suspendido ayer después de que aceptara 1.000 libra (1.137 euros) de los dos periodistas, que se hicieron pasar por dos empresarios de Oriente Medio y que llegaron a sentarse en el vehículo blindado Bentley de la reina, tal como se puede ver en un vídeo en la página web del dominical.

Una vez más, como ocurre siempre que se hace pública la endeble seguridad que rodea a la familia real británica, portavoces del palacio de Buckingham y de Scotland Yard mostraron su preocupación por la violación de la seguridad e indicaron que se llevará a cabo una revisión completa del protocolo de esa materia.

Contacto con el chófer

Los dos periodistas se pusieron en contacto con el chófer Brian Sirjusingh a través de su amante, una prostituta lituana que entró en el Reino Unido hace tres meses y con quien supuestamente vive en su alojamiento de dos dormitorios en Buckingham, explica el tabloide.

El chófer, aunque no ha transportado nunca a la reina, permitió a los reporteros entrar en los terrenos reales el pasado viernes, en concreto en los Royal Mews, donde está la flota de vehículos oficiales de la familia real y a tan solo 200 metros de la zona privada del palacio.

Sin pasar ningún tipo de control de seguridad, Sirjusingh les dejó ver la flota de automóviles y hasta sentarse en un Bentley usado para llevar a Isabel II en compromisos de Estado. Pero quizás más grave que sentarse en el vehículo de la soberana, fue la descripción que el chófer les hizo de todos los sistemas de seguridad del vehículo y los detalles sobre los planes de viajes privados de la reina.

El mayor desliz en la seguridad de la casa real tuvo lugar en 1982, cuando Michael Fagan escaló por una tubería de Buckingham y logró entrar en el dormitorio de la soberana. Esta se lo encontró sentado en su cama.