La doble moral del obispo de los pobres

INTERNACIONAL

23 abr 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

El primer aniversario de la histórica victoria de Fernando Lugo, el obispo de los pobres, de la mano de la Alianza Patriótica para el Cambio está siendo aciago. Según los sondeos, la imagen pública del presidente de Paraguay cayó de un 65% a un 48% tras admitir que tiene un hijo de casi dos años y que otras mujeres también le atribuyen vástagos, uno de seis años y otro de más de uno. Y sus relaciones amorosas puede que no terminen ahí, pues en la calle ya se habla de hasta 17 hijos, dijo el senador Miguel Carrizosa. Todo un escándalo.

Paraguay es un país machista, pero también conservador -el Partido Colorado gobernó 61 años- y los datos oficiales reflejan que tres de cada diez niños son inscritos en el Registro Civil solo por sus madres.

Podría pensarse que el presidente no deja de ser un ejemplo más de la sociedad paraguaya, pero hay una diferencia abismal. Fernando Lugo era obispo -renunció en el 2006 y el Vaticano lo reintegró al estado laico en el 2008- y llegó al poder con una fuerte campaña basada en que era «el obispo de los pobres» y con compromisos como generar empleo, llevar a cabo una profunda reforma agraria para beneficiar a miles de campesinos pobres, luchar contra el analfabetismo, promover la salud y renegociar el tratado de la hidroeléctrica de Itaipú con Brasil.

De momento, los graves problemas del país no vislumbran solución. Sus socios liberales (PLRA) del Gobierno están cada vez más distantes. Otros lo acusan de no gobernar, de no tener rumbo, y los analistas vaticinan que no terminará el mandato, que concluye en el 2013.

Pero lo decisivo es que Lugo llegó al poder con una maleta llena de moral, y la ha perdido. Y la población será pobre y analfabeta, pero la magnitud del escándalo está ahí. Si se confirma, puede entrar en el Guinness : el primer obispo con familia numerosa, además de mitra, báculo y anillo.