Garganta Profunda calla para siempre

INTERNACIONAL

Fallece Mark Felt, la fuente que guió a los periodistas Woodward y Bernstein en la investigación del caso Watergate, que acabó con la dimisión de Richard Nixon

20 dic 2008 . Actualizado a las 12:45 h.

«Yo soy el tipo al que llamaban Garganta Profunda ». De esta forma la revista Vanity Fair reveló en el 2005, en una excepcional exclusiva, la identidad de la fuente más legendaria del periodismo. Y forzó la dimisión de un presidente de EE.?UU., Richard Nixon, en agosto de 1974, por espiar a sus rivales demócratas en el edificio Watergate.

Así se rompió el secreto que los reporteros de The Washington Post Bob Woodward y Carl Bernstein habían mantenido durante 33 años y se puso fin a las cábalas y especulaciones sobre su personalidad. Se trataba de Mark Felt, el número dos del FBI en la época, que murió en California a los 95 años.

Cuando la revista desveló el misterio, Felt había perdido prácticamente la memoria, y fue su abogado, John O'Connor, quien escribió el artículo. Este y su hija Joan Felt lo convencieron para que les permitiera afirmar que había sido la fuente secreta tantos años oculta. A su muerte, padecía una demencia que le impedía saber que fue él quien acabó con el corrupto Nixon, conocido por Tricky Dick (Dick el tramposo).

Revelación de Felt

Aunque los dos periodistas habían jurado no revelar el nombre de su fuente hasta que muriera, no tuvieron más remedio que hacerlo al confirmarlo en la televisión el propio Felt.

Esta fue la declaración que dieron entonces: «W. Mark Felt fue Garganta Profunda y nos ayudó inmensamente en nuestra cobertura del caso Watergate. Sin embargo, tal y como muestran los testimonios, también muchas otras fuentes y funcionarios nos ayudaron y ayudaron a otros periodistas a escribir los cientos de artículos publicados en The Washington Post».

Así describe Woodward en El hombre secreto. La verdadera historia de «Garganta Profunda» (inédita) la labor de Felt, «el célebre y misterioso confidente anónimo que, con las informaciones que nos pasaba en los encuentros clandestinos que manteníamos de madrugada en un aparcamiento subterráneo, nos guió en nuestra tarea de cubrir el Watergate». Y puntualiza su importancia: «Se limitó a confirmarnos el alcance de las actividades ilegales y controvertidas del Comité para la Reelección del Presidente y de la Casa Blanca y su posible trasfondo, y con sumo tacto nos señaló el camino a seguir, respaldando las tesis de nuestro artículo: que el allanamiento de las oficinas del edificio Watergate no fue un hecho aislado, sino que obedecía a un plan meticulosamente trazado de acciones ilegales y clandestina cuyo objetivo eran los considerados enemigos de Nixon». A saber, los líderes opuestos a la guerra de Vietnam, periodistas, demócratas, disidentes de la Administración y, con el tiempo, los jueces y miembros del FBI que estaban investigando el caso Watergate.

El motivo de la denuncia

¿Por qué decidió Felt denunciar a Nixon? Era uno de los protegidos del legendario John Edgar Hoover, muerto una semanas antes del asalto al Watergate. Se veía como su sucesor al frente del FBI, pero, como confirma Woodward, se sintió muy decepcionado cuando nombraron a Patrick Gray, un hombre de Nixon. Felt despreciaba a la Administración Nixon y pensaba que el FBI debía denunciar sus abusos, que no se habían limitado a espiar a los demócratas. Pero Woodward va más allá: «Felt utilizó el Watergate para reafirmar la independencia del FBI y, por descontado, su supremacía». Los crímenes y abusos de Nixon le importaban menos. Lo decisivo fue que consideraba que la designación de Gray era una seria amenaza para la institución en la que había entrado en 1942.