Lejos de la propaganda, también en China se están dejando oír voces críticas que advierten del acoso nacionalista tras los disturbios en el Tíbet.
Sin disculpar la violencia cometida por los alborotadores tibetanos contra la población china, algunos intelectuales han enumerado las causas de la rebelión: la incapacidad de China de comprender la profunda religiosidad de los tibetanos, la arrogancia y los reclamos de Pekín o las injusticias cometidas.
«No conocemos otro camino que las armas y el dinero, la destrucción cultural y la violación espiritual para lograr la armonía», se quejaba en un blog la poetisa y cineasta china Tang Danhong, en referencia al objetivo comunista de lograr una «sociedad armónica». Los chinos cometieron «graves errores» en el Tíbet y deben «modificar desde la base su fracasada política nacionalista», escribieron en una carta abierta 29 intelectuales, entre ellos autores, profesores, abogados y periodistas. La escritora Tsering Woeser y su esposo, Wang Lixiong, que firmaron la carta abierta, se encuentran bajo arresto domiciliario.
La mayoría de los intelectuales críticos están convencidos de que el Tíbet, al igual que Taiwán, pertenece a China, pero a la vez piden especial valor para criticar la política china en esa región del Himalaya.