El Pentágono acoge con prudencia los datos del descenso de ataques en Irak

Óscar Santamaría

INTERNACIONAL

09 dic 2007 . Actualizado a las 02:00 h.

Un optimismo moderado recorre tímidamente el Pentágono. Porque a pesar de que las estadísticas muestran un descenso de la violencia en Irak, nadie puede garantizar que vaya a perdurar.

En conjunto, y según señaló esta semana el general David Petraeus, el militar de más alto rango en Irak, la violencia en el país árabe ha bajado un 60% durante los pasados seis meses. En el mismo período, el número de soldados estadounidenses muertos ha descendido un 63%, de los 101 caídos en junio a los 37 que perecieron en noviembre. En Bagdad se ha notado incluso más, pasando de 40 muertes hace medio año a solo 9 el mes pasado.

A la par que ha bajado el número de soldados muertos, también lo ha hecho el de civiles, según el Ministerio del Interior iraquí. En noviembre murieron 538 civiles, el menor número desde febrero del 2006. En octubre se registraron 758 iraquíes muertos y en septiembre, 844. En este año, el peor mes fue enero, con 1.990 víctimas mortales.

La principal causa de bajas militares son los artefactos explosivos improvisados, aunque este tipo de ataques ha caído en un 72% desde el verano. Unos niveles no vistos en mucho tiempo. Por ejemplo: el mes menos sangriento, con 20 bajas, fue febrero del 2004, mientras que el peor para las tropas americanas llegó en diciembre del 2006, con 111 muertos. En total, el número de soldados muertos desde la invasión en marzo del 2003 asciende a 3.885. El caso es que el número de ataques sigue más o menos en los mismos niveles, pero son menos mortíferos.

Las razones para este descenso de la violencia son, según el Ejército estadounidense, varias: la reducción de los ataques que llevan la firma de Irán, es decir, con armas que llegan desde su territorio; el cese del fuego decretado por la milicia del clérigo radical chií Moqtada al Sadr; mejor entrenamiento de las fuerzas de seguridad iraquíes, y, por último el «despertar» de un sentimiento anti-Al Qaida entre los suníes.

Pero los estrategas se preguntan si esto es parte de una tendencia que se agudizará y que ahora es más visible por el refuerzo de tropas a principios de año (Bush envió casi 30.000 soldados más), por la escasez de armas que pasan desde Irán o por que ha habido una orden de los líderes de la insurgencia en ese sentido por motivos estratégicos.

Petraeus es cauto. «Hay que seguir con la cabeza abajo y moviéndonos», señaló el jueves. El demócrata Ron Kind, que volvió esta semana de un viaje a Irak, se mostró animado por la reducción de la violencia, pero decepcionado por la falta de avances en el terreno político.