Tras la exitosa marcha del jueves, los pronunciamientos militares y la amenaza de una huelga general indefinida, el presidente debe anticipar la celebración de elecciones o dimitir
11 oct 2002 . Actualizado a las 07:00 h.Después de la manifestación del pasado jueves en Caracas, es imposible pensar que no va a pasar nada en Venezuela. La marcha fue un éxito, con un millón de personas en la calle, pero hubo acontecimientos más preocupantes para el chavismo. Chávez temía a la manifestación y por ello en los días previos emprendió una estrategia de disuasión encaminada a hacer fracasar la toma de Caracas, como se denominó a la macromovilización. Con la excusa de impedir un nuevo golpe, ordenó registros domiciliarios en casas de políticos, militares disidentes y periodistas. Lo que buscaba el presidente era crear una situación de máxima tensión que justificara el estado de excepción. En esa estrategia, era fundamental el comunicado que el Alto Mando Militar debía hacer horas antes de la marcha. Cuando todos esperaban que decretara el estado de excepción, se limitó a decir que la movilización era legal, cívica y pacífica. Por contra, ni una sola referencia de respaldo «al régimen legalmente constituido». Lo que quisieron decirle al Gobierno fue: no cuenten con nosotros para disparar sobre la población. Como golpe final, con la manifestación ya en marcha, el jefe del Estado Mayor Conjunto, Álvaro Martín Fossa, tercero en el escalafón de las Fuerzas Armadas, se pronuncia contra Chávez. Pero ¿qué ha ocurrido? ¿Apoya o no el Ejército a Chávez? La respuesta es no. Al menos si para ello hay que abrir fuego contra civiles. Por esta razón, las acciones de la oposición no caerán en saco roto. Sin salirse de la vía democrática, han dibujado un panorama de máxima tensión para los próximos días. Si el miércoles Chávez no renuncia o no convoca elecciones se encontrará con una huelga general seguramente indefinida. Los chavistas moderados asumen la gravedad de la situación y buscan con la oposición lo que ellos llaman «una salida conciliadora al conflicto». Es decir, la convocatoria de elecciones anticipadas y que sean las urnas las que decidan en democracia. A Chávez ya no le queda otra salida.