CARRERA HACIA LA CASA BLANCA Los dos candidatos se mostraban confiados en su victoria en las elecciones más igualadas de los últimos cuarenta años Por primera vez en muchos meses, George Bush y Al Gore pudieron descansar ayer. La batalla por el electorado estaba vista para sentencia y la misión de los dos candidatos se redujo a votar y esperar el veredicto. El republicano aseguró que será el próximo presidente de EE UU. El demócrata no se quedó atrás y se mostró confiado en su triunfo. Estas manifestaciones triunfalistas no lograban ocultar la tensión ante las elecciones más reñidas de los últimos cuarenta años. Precisamente esa disputa llevó a más estadounidenses a acudir a las urnas, en algunos casos superando el 70% de los votos, algo que favorecía a Gore.
07 nov 2000 . Actualizado a las 06:00 h.JAIME MEILÁN NUEVA YORK. Corresponsal Desde Austin (Texas), Bush pudo hacer gala de su optimismo al declarar: «Si la gente hace lo que creo que va a hacer, están ustedes mirando al próximo presidente de Estados Unidos». Horas después acudió a depositar su voto. Gore hizo otro tanto en su ciudad natal, Carthage (Tennessee). En su última manifestación pública subrayó que sólo él tiene experiencia para «luchar por vosotros y vencer». A esas alturas, sólo se conocían los resultados de las dos poblaciones que tradicionalmente abren la jornada electoral: Dixville Notch y Hart''s Location, en New Hampshire. En estos conservadores vecindarios no hubo sorpresa. En Dixville, 21 votos fueron para Bush, 5 para Gore y uno para el candidato del Partido Verde, Ralph Nader. En Hart''s Location el republicano se llevó 17 y 13 el demócrata. Pero las miradas estaban puestas en todos aquellos estados _desde Florida hasta Pensilvania, pasando por Michigan y Misuri_, donde se cree que se decidirá la contienda. Florida, cuyos colegios electorales cerraban a la una de la madrugada, hora española, podría proporcionar las primeras pistas para conocer al próximo inquilino de la Casa Blanca. El último sondeo hecho público por Reuters-MSNBC situaba, por primera vez en muchas semanas, a Gore en cabeza, con dos puntos de ventaja sobre el gobernador de Texas. El demócrata era el favorito para hacerse con 230 de los 270 votos electorales necesarios para alcanzar la Casa Blanca. Bush disponía de 224. Un total de 84 estaban demasiado disputados como para poder predecir quién se haría con ellos. El precio de los votos Estos comicios han sido los más caros de la historia. Entre los candidatos a la Presidencia y al Congreso, se ha gastado unos 3.000 millones de dólares (585.000 millones de pesetas). O aproximadamente unos 30 dólares (5.850 pesetas) por cada voto que se emitirá. Pero tan impresionante inversión no ha servido para inclinar la balanza de una forma notable hacia ninguna de las opciones. La batalla se presentaba tan reñida que los resultados dependían en gran medida del número de estadounidenses que acudieran a votar. Los esfuerzos de demócratas y republicanos para movilizar al mayor número de seguidores pareció surtir efecto, ya que los sondeos indicaban que la participación podría superar en algunos casos el 70%, muy por encima de lo esperado. La abstención electoral, que ha crecido de manera ininterrumpida desde 1960, alcanzó el 50,2% en 1996, marcando un récord negativo histórico.