Medio millón de yugoslavos desafían a Milosevic, que ha perdido el control

ENRIQUE MÜLLER. Colpisa BERLÍN

INTERNACIONAL

INSURRECCIÓN POPULAR EN YUGOSLAVIA Parte de la policía se unió a los manifestantes que tomaron el Parlamento y la televisión, mientras el Ejército mantiene el silencio Yugoslavia quedó confrontada ayer a la guerra o la paz, cuando miles de manifestantes, acompañados por decenas de policías, ocuparon el Parlamento Federal y la televisión estatal, en la primera señal de una incontenible insurrección popular contra el presidente Slobodan Milosevic. Lo acontecido ayer en Belgrado puso en evidencia que el líder serbio, después de trece años en el poder, ha perdido el control y ha quedado confrontado a dos opciones cruciales para Yugoslavia y Europa: abandonar el poder pacíficamente o aplastar el levantamiento popular, una medida que podría provocar una guerra civil en el país.

05 oct 2000 . Actualizado a las 07:00 h.

Más de medio millón de personas pidieron ayer la renuncia de Milosevic en las calles de Belgrado, mientras comenzaban a darse las primeras señales de rebeldía entre los efectivos de la poderosa y temida policía serbia. Las turbadoras escenas que se produjeron frente al Parlamento Federal culminaron cuando la policía abrió el camino a los manifestantes que ocuparon el edificio en forma triunfal. En el marco de la más grande manifestación de protesta contra el régimen de Milosevic, los manifestantes ingresaron en el edificio, destruyeron cuadros con fotos de Milosevic, rompieron ventanas y prendieron fuego en algunas dependencias del Parlamento, después de haberse enfrentado durante varias horas a la policía, que había acordonado el edificio. Perder el miedo Los manifestantes que, al igual que sucedió en Bucarest y Praga, perdieron el miedo al poder, lograron también ocupar la sede de la televisión estatal, el principal órgano de propaganda del régimen. Durante la mañana, más de 150 empleados de la televisión se habían unido a los manifestantes. «¡Victoria, victoria!», comenzó a gritar la gente después de ocupar los dos edificios emblemáticos del poder que detentaba Milosevic. «¡Insurrección, insurrección! ¡Esto es una insurrección!». «¡Slobodan, suicídate y salva a Serbia!», coreaba la multitud. La ocupación del edificio de la televisión estatal, cuya planta baja fue afectada por un incendio, puede obligar a Milosevic a utilizar la fuerza para recuperar la emisora. Sin la televisión, se queda sin el medio más importante para difundir sus comunicados oficiales. Sólo hubo que anotar un punto negro en la multitudinaria manifestación de ayer: un muerto (un segundo estaba sin confirmar) y un centenar de heridos, tres de ellos de bala.