Una fiesta celeste con mayúsculas

LA VOZ VIGO

GRADA DE RÍO

El celtismo gozó de una jornada de celebración dentro y fuera de Balaídos

27 may 2024 . Actualizado a las 21:30 h.

Era un día de fiesta en Balaídos. Estaba escrito desde que el Celta firmó la salvación en Granada una semana antes y las ganas de celebración quedaron patentes desde por la mañana temprano. Porque las once podía parecer una hora demasiado madrugadora para arrancar una previa en domingo, pero el celtismo ya se empezó a dejar caer en buen número desde esa hora y su presencia se fue incrementando desde entonces hasta la hora del inicio del partido ante el Valencia, que comenzaba a las 16.15.

Hubo tiempo para que el grupo Batea versionara Oliveira dos cen anos; para que A Roda tocara sus clásicos, con la Foliada a la cabeza, y para que Groove Amigos y Festicultores siguieran la fiesta. Todo, en medio de actividades infantiles y comida a cargo de las peñas. La presidenta, Marián Mouriño, estuvo por la zona como una más, fotografiándose con la afición, bailando, cantando y disfrutando. También volvió a hacer gala de la recuperada buena sintonía con el Concello de Vigo con una comida institucional celebrada en el escenario de la celebración, que esta vez fue la zona de la grada de Marcador.

Y, con las entradas una vez más agotadas, la fiesta de fuera se trasladó adentro -donde se dieron cita 21.878 espectadores, manteniendo los grandes datos de asistencia que están siendo habituales- llegado el momento. Ni siquiera un tempranero gol en contra iba a empañar la jornada a una afición que sumó a los motivos de celebración ver siete canteranos en un once celeste en Primera, algo que en el 2019 había ocurrido por primera vez en 40 años y que se repetía. En la grada de animación se pudo ver a varios miembros de la estructura del club: los consejeros Sergio Álvarez, Antón Álvarez y Miguel Álvarez y el director de infraestructuras y relaciones institucionales, Carlos Cao.

Los goles de Aspas y Douvikas se festejaron por todo lo alto, pero los encajados no tuvieron incidencia negativa. El estadio, impulsado por la grada de animación, hizo la ola, cantó el Miudiño, se acordó del eterno rival e hizo resonar el nuevo clásico: «O Celta é a nosa vida». Aclamó en varias ocasiones a Claudio Giráldez y a Kevin Vázquez, que se desvinculará este verano salvo sorpresa. También ambos fueron protagonistas en el campo tras la vuelta de honor que dieron equipo y cuerpo técnico. El nigranés y Iago Aspas, como capitanes, se dirigieron a la grada. El broche a una fiesta que el celtismo merecía.

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