Deberes celestes antes de Navidad

x.r.c. VIGO

GRADA DE RÍO

M.MORALEJO

El Celta, que recupera a Aspas y a Hugo Mallo, necesita acabar con el síndrome de Balaídos ante el Espanyol para tomar distancia con respecto a la zona roja

17 dic 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El Celta tiene un partido cargado de deberes ante el Espanyol antes de las vacaciones. Tres días después del agónico pase copero, casi sin tiempo a recuperar, con un once cansado pero reconocible y con un fondo de armario muy escuálido, el equipo de Coudet afronta un partido lleno de exigencias: la primera y más importante, la necesidad de ganar en casa por segunda vez en la temporada, lo que llevaría implícito un respiro clasificatorio importante, y quitarse una losa de encima antes del parón. La mejor noticia para el cuadro vigués es que Iago Aspas está de vuelta dos semanas después, una baza fundamental para cambiar la historia más reciente.

Porque Balaídos se ha convertido en un problema de los gordos para el Celta. No gana en casa desde finales de septiembre, solo ha sumado cinco puntos de 21 posibles y el síndrome de jugar como local ha crecido como una bola de nieve. Por eso, y por enésima vez, el equipo celeste se encuentra a las puertas de la Navidad con un problema por resolver: el hacer buenos los empates a domicilio con un triunfo en casa que parece imposible.

Tanto, que quizás Eduardo Coudet tenga que invocar al espíritu navideño, con el que todos los deseos se hacen realidad, máxime si se tiene en cuenta que la plantilla céltica no está para dispendios. Tres días después, al menos cinco jugadores con una carga de minutos importantes en Andorra tendrán que repetir en el once, dos (Hugo Mallo y Aspas) vuelven de lesión, y para el ataque, Coudet tiene una vez más los mimbres justos. Porque fuera de la lista por lesión se quedaron Kevin, Galhardo y Solari. En el banquillo apenas habrá unidad B, un clásico preocupante.

El Espanyol llega a Vigo menos cansado y menos exigido. Vicente Moreno pudo mover el equipo ante el Cristo Atlético y resolvió el cruce, ante un Segunda RFEF, con apuros pero en el tiempo reglamentario ahorrándose media hora extra de carga adicional. Y en la liga, porque son el tercer mejor local con 20 puntos y viven en una posición cómoda que les permite mirar más para arriba que para la permanencia. Su talón de Aquiles son los partidos lejos de Cornellá, en donde solo han sumado tres puntos en otros tantos empates (en ocho salidas). A priori, Vigo es para ellos el sitio ideal para estrenar el casillero de triunfos antes del parón.

Algo que el Celta puede impedir si es capaz de evitar errores groseros como los que le costaron la derrota ante el Valencia y si anulan a un Raúl de Tomás que ha marcado ocho de los 19 goles pericos (42 %, un punto por encima de la aportación de Aspas al Celta).

En ataque, los célticos necesitan puntería. En Son Moix y en el Estadi Nacional coleccionaron oportunidades y ahora toca concretarlas. Para despedir el año con los deberes hechos.