El mal ejemplo del Zaragoza

Antonio Estévez VIGO

GRADA DE RÍO

Oscar Vazquez

03 nov 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Después de tres años tonteando peligrosamente con el descenso, el Real Zaragoza se despedía de la máxima categoría en la campaña 12/13, la famosa del 4 % para el Celta. Y ocho años después, los maños siguen purgando sus penas y los muchos errores cometidos en la Segunda División.

El ejemplo que está viviendo uno de los clubes más importante del fútbol español es el más cercano en el tiempo que he encontrado para alertar de lo que está sucediendo en Vigo. Desde que Carlos Mouriño despidiera a Eduardo Berizzo de forma caprichosa e injustificada, el Celta lleva dando tumbos las tres últimas temporadas. No haber hecho los deberes durante el pasado verano para mejorar las prestaciones del plantel empieza a pasarle factura a un equipo en el que ya está fallando casi todo.

Haberse salvado del descenso en las dos campañas anteriores no parece haber sido suficiente para que reflexionaran unos dirigentes más preocupados en ganar otras batallas. Y aunque Oscar García Junyent es, por su condición de entrenador, uno de los principales responsables de este proceso de descomposición, ni mucho menos es el único culpable. Los jugadores, salvo Iago Aspas y Renato Tapia, no están a la altura de las circunstancias y Felipe Miñambres dice «amén» a todo lo que viene impuesto desde arriba para seguir cobrando su contrato de director deportivo.

Buscando desviar el foco que ilumina las mediocres campañas del primer equipo, la directiva lleva tiempo presumiendo de canteranos, de su nueva ciudad deportiva o de su boyante situación económica. Pero aun siendo importante todo lo anterior, a Mouriño nadie le aplaudirá por presidir el equipo más rico del cementerio si el Celta acaba descendiendo a Segunda. Y de eso saben bastante en Zaragoza.