«Será especial para Quique y los García Junyent reencontrarse»

M. V. F. VIGO

GRADA DE RÍO

XOAN CARLOS GIL

El excéltico Costas entrenó a los hermanos en el Barcelona y su hijo, que coincidió con Óscar y Roger, es el actual segundo del rival del Celta el sábado, el Villarreal

12 mar 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Es vigués y excéltico, padre del actual segundo entrenador del Villarreal -que ejercerá de primero en Balaídos- y antiguo preparador de Óscar y Roger García Junyent en el Barcelona. Pocos tienen tantos lazos a la vez con los dos equipos como Quique Costas, que admite que vivirá el duelo de este sábado entre el Celta y los castellonenses «con mucha más expectación y nerviosismo» que cualquier otro encuentro. «Son los dos equipos que llevo en el corazón: uno, por ser celtista de toda la vida, y el otro, por mi hijo», confiesa.

Precisamente, Quique Álvarez -llamado a dirigir al equipo en Vigo por la sanción de Javi Calleja- nació en Vigo, aunque su padre admite que fue por casualidad. Vino al mundo un 20 de julio, vacaciones de verano. «Nosotros ya vivíamos en Barcelona desde hacía tiempo, pero siempre íbamos quince días o lo que diera libre el club. Así que mi mujer estaba en estado y coincidió que dio a luz allí», explica el que durante años fue jugador y luego entrenador de la cantera del Barça.

Pero aunque Álvarez se crio e hizo su vida en Barcelona, durante su infancia siguieron esas visitas a Galicia como las que le llevaron a nacer en la tierra de su padre. «Cuando era pequeño íbamos siempre a veranear a Coruxo, estaba con los primos y tiene buenos recuerdos. Luego empezó a jugar al fútbol en serio y ya nada», expresa. Aun así, intuye que para Quique hijo será especial competir en Balaídos. «Le gustará, porque lógicamente está atado a mí y también aprecia al club y le tiene simpatía. Pero es un profesional y se debe al Villarreal», añade.

Álvarez compartió vestuario tanto con Óscar como con Roger, que estuvieron a las órdenes de Costas en el Barcelona B. También coincidieron antes del filial. «Hubo un juvenil impresionante del que formaron parte Quique y Roger en el Barça, que habían sido campeones de España y tenían un equipazo a los 16 o 17 años», rememora sobre los orígenes de la generación de La Masía que dio en llamarse La Quinta del Mini.

Óscar, algo mayor, no pertenece a esa camada, pero sí tuvo también a Quique Costas como entrenador. Tanto a él como a Roger los recuerda el técnico con mucho cariño. «Venían de una familia encantadora y se notaba en su forma de ser», introduce sobre ambos. Y añade: «Tanto Roger como Óscar eran chavales de esos a los que les coges aprecio porque aparte de jugar muy bien al fútbol, que lo demostraron, eran y son muy buenas personas», valora.

En la época en que coincidió con ellos, además, asegura que a Óscar ya le veía de maneras de entrenador. «Siempre andaba metido en pachangas y, aunque eso luego lo dice el destino, sí me tenía pinta de que podía ir por ahí», recuerda. Diferente era el caso de Roger: «No sabría decir por qué, pero la verdad es que en su caso si me hubieran preguntado creo que no hubiera dicho que iba a acabar en los banquillos», dice.

Lo que tuvo claro es que los hermanos eran una buena opción para el Celta, por lo que se alegró de que los caminos del club donde se formó y de los dos exfutbolistas se cruzaran. «Era muy optimista cuando los ficharon, porque son chavales a los que les gusta el buen fútbol y el Celta tenía y tiene equipo para eso. Si ellos no pensaran así, estoy seguro de que tampoco hubieran ido», comenta. Además, entiende que «pasados los nervios del principio y la adaptación al equipo, están demostrando que son grandes entrenadores».

Costas cuenta que su hijo y los hermanos han coincidido después en algunas ocasiones a lo largo de los años, pero no como rivales en los banquillos. «Que yo sepa se han visto de vez en cuando en actos de veteranos del Barcelona, partidos benéficos y ese tipo de cosas. Seguro que para los tres será especial volver a encontrarse», sostiene.

En cuanto al partido, y desde su dilatada experiencia en el mundo del fútbol, no se fía de las rachas ni se atreve a mojarse con un favorito. «Tanto puede ser uno como el otro. A lo mejor crees que el rival no viene muy bien y te pinta la cara, y al contrario, vienes de ganarlo todo y te pasan por encima», señala esperando «mucha igualdad».

En todo caso, le da mucho mérito a lo conseguido por el Celta en las últimas semanas. «Ha tenido los bemoles de sacarlo adelante y ha respirado un poco. Era una pena cómo les iba, porque tienen muy buen equipo», opina. Y es optimista respecto a la lucha del equipo vigués por la salvación. «Yo confío. Está claro que si tienes dos despistes, te vas al hoyo, pero están demostrando que son mejores que otros tres equipos por lo menos», afirma.

Gran aprecio al Celta

Tras sufrir un ictus en el 2015, Costas cuenta que su recuperación va lenta pero agradece poder contarlo y «tener bien la cabeza». «El fútbol me ayuda mucho, veo muchísimo y a veces mi mujer se enfada porque lo prefiero a las películas», cuenta. Preguntado por quién prefiere que gane el sábado, no es contundente: «Mi hijo tira mucho, pero el Celta también. Ahora desde que estoy malucho tengo mucho tiempo para pensar y me vienen muchos recuerdos del Celta. Le tengo mucho aprecio».