El Celta no gana, pero mejora

JULIO ÁLVAREZ-BUYLLA

GRADA DE RÍO

M.MORALEJO

Los célticos ofrecieron una imagen esperanzadora ante el Mallorca

17 dic 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Ciertamente si aislásemos el partido ante el Mallorca y lo analizásemos en el contexto de un equipo en dinámica positiva o en una posición en la tabla desahogada, fácilmente lo definiríamos como un accidente. El Celta presionó con cierto orden incluso tras pérdida, mejoró la intensidad defensiva, trató de correr el contraataque y se asoció con orden y acierto juntando al rival por dentro para dar continuidad al juego por fuera, sobre todo por el carril izquierdo en el que destacó la aportación del triángulo Olaza-Pione-Rafinha.

Incluso los celestes minimizaron la aportación ofensiva de un rival que apenas inquietó y que empató en una acción aislada. Pero la realidad no ofrece el beneficio de la duda y sentencia que el Celta no ha ganado a ninguno de sus últimos rivales, Valladolid, Leganés y Mallorca. Adversarios que luchan por mantener la categoría y eso pese a lo visto el domingo, preocupa. La mejor alternativa o por lo menos la necesaria para por ser positivos y esperar la consolidación del cambio ante el Levante.

1 La clave

No tardó mucho el Celta en encontrar el punto débil del Mallorca. En el inicio del juego concentró al rival por la derecha para sacar el balón por el lado opuesto en el que Araujo se presentaba una y otra vez en campo contrario con suma facilidad, para combinar con Pione y Olaza según encontrase el hombre libre. Fueron los mejores momentos de los vigueses que en el carril izquierdo encontraron los espacios para desbordar y realizar innumerables centros al área. Los visitantes trataron de corregir tras el descanso, aunque siguieron siendo superados por la movilidad ofensiva del medio del campo y por la acumulación de efectivos vigueses en campo contrario, lo que asfixiaba los intentos de salida del rival. En el 75 el Celta pudo cambiar la historia del partido, pero erró por tres ocasiones y de lo demás se encargó la lógica o ilógica del fútbol.

 

El triángulo izquierdo

El primer balón que toca Pione nos recordó de lo que es capaz un jugador que cuando está entonado tiene un desborde imprevisible que cerca del área rival es letal. A la ya conocida alianza que formaba con Olaza ayer se les unió Rafinha, que ofreció una cara muy distinta a la de Leganés. El centrocampista celeste se ofreció constantemente tanto para sacar con Olaza o Pione el balón por fuera como para tirar una pared por dentro con Iago o Lobotka. Fue tal vez lo mejor del partido y la esperanza a la que nos aferramos para darle una vuelta a todo esto.

La segunda acción

Mucho énfasis ponemos los entrenadores en la segunda acción defensiva, es decir, en cómo evitar las consecuencias de una primera acción defensiva mal acabada o simplemente consecuencia de una acción incontrolada como puede ser un rechace. El perseguir la marca de los jugadores que no participan directamente en la acción o ampliar el foco de atención sobre ellos suelen ser fundamental a la hora de tomar decisiones que eviten goles como el que provocó empate a dos del Mallorca. Una situación repetitiva en la anterior temporada y aun no solucionada en esta.

Segunda Reconquista

La afición celeste se ganó a pulso el reconocimiento como mejor afición de la Liga en la temporada pasada por su importancia en la remontada celeste. Lo que fue calificado como A Nosa Reconquista fue la mano que entre todos los aficionados tendieron al equipo para conseguir lo que en su momento parecía una quimera dada la dinámica del equipo. No estamos en esa situación y queda más tiempo pero una segunda mano parece que será necesaria.