Un tanto de estrategia marcado de cabeza le da el triunfo a los vigueses ante un Athletic que en esta ocasión no fue un ogro en Balaídos

x. r. castro
Redactor de Vigo

La vida no cambia en el Celta. Cada vez que el conjunto vigués está comprometido Iago Aspas acude al rescate. Como sucediera en la temporada 17/18, el 10 marcó en la octava jornada y el Celta respira con un triunfo balsámico después de una semana convulsa y ante una de sus bestias negras. Lo hizo con un gol de estrategia que necesitó de la revisión del VAR para subir al marcador en un partido en donde los célticos dominaron al Athletic pero evidenciaron una vez más sus problemas para llegar a los últimos metros. Porque los vigueses fueron valientes y tuvieron el balón, pero le faltó profundidad y remate para culminar su apuesta por el fútbol combinativo.

En esta ocasión el Celta, con la única novedad de Rafinha por Brais en el once y haciendo bandera una vez más del 4-4-2, puso toda la intención pero le faltó definición en el primer tiempo. Rafinha lideró el juego de un equipo que no rifó ni un solo balón y que tuvo dos ocasiones claras para irse al descanso con ventaja ante un Athletic cómodo atrás y que se dedicó a parar el partido todo lo posible. Iago Aspas pudo marcar en la primera jugada tras cabecear un estupendo centro de Denis, pero su remate salió un palmo alejado del palo, y en el epílogo del primer tiempo Santi Mina cruzó demasiado un balón de oro filtrado por Denis.

Estas dos ocasiones y un tercer remate de Iago Aspas bloqueado por Iñigo Martínez no esconden que de nuevo pisar el área rival fue el gran problema del Celta. Le costó derribar líneas y sobre todo darle ritmo al balón y al partido, lo que facilitaba el repliegue de un Athletic que disparó a puerta en una sola ocasión pero que se hinchó a robar balones en la medular.

El segundo tiempo estuvo un poco más abierto con los vizcaínos abriéndose un poco más que no se tradujo en ocasiones rojiblancas pero a cambio le dio más espacios a un Celta que llegó más pero tiro igual de poco. Un taconazo de Okay a saque de córner y un centro-chut demasiado cruzado de Denis fue todo el rédito ofensivo hasta que llegó el lance decisivo.

Porque como era imposible la resolución desde el fútbol combinativo, el Celta compró tranquilidad para el parón en un lance de estrategia. Denis botó el córner a al izquierda de Unai Simón, Santi Mina se elevó por encima de todos para conectar un cabezazo que cayó en el lado derecho en donde apareció Iago Aspas para marcar de cabeza. El árbitro anuló el tanto por presunto fuera de juego en primera instancia, pero el VAR tiró la línea y el moañés estaba en posición correcta. Le habilitaba Iñaki Williams que había bajado a tapar a Okay.

El 1-0 subió al marcador con un cuarto de hora más el alargue por delante y el Celta, eligió la mejor opción para no meterse en líos. Además de poner hormigón en el centro del campo con Pape y Beltrán quiso el balón y le dio pausa al partido. De esos 20 minutos finales apenas se jugó la mitad y la única (y relativa) ocasión del Athletic fue un centro pasado que Rubén envió al córner después de que el esférico se envenenase a la altura del larguero.

El triunfo y el gol suenan a liberación para el Celta y para Aspas. Y a tranquilidad para rearmarse en el parón. De paso, evita el trance de pasar quince días en la zona de descenso.

Ficha técnica:

1. RC Celta: Rubén; Hugo Mallo, Araujo, Aidoo, Olaza; Lobotka (Pape Cheikh, min. 82), Okay, Rafinha (Brais Méndez, min. 71), Denis Suárez (Beltrán, min. 87; Iago Aspas, Santi Mina

0. Athletic Club: Unai Simón; Capa, Yeray, Íñigo Martínez, Balenziaga; Dani García, Vesga (larrazabal, min. 81); De Marcos (Sancet, min. 65), Raul García, Muniain (Aduritz, min. 81); Williams

Gol: 1-0 Aspas, min. 74

Árbitro: Medié Jiménez (comité catalán). Amonestó a los jugadores del Athletic Balenziaga, Raúl García, Yeray, Íñigo Martínez y Capa. También vio tarjeta amarilla el entrenador del Athletic, Gaizka Garitano

Incidencias: partido correspondiente a la octava jornada de LaLiga Santander disputado en el estadio municipal de Balaídos ante 19.690 espectadores.