A principios de agosto se daba a conocer a través de las redes sociales Mi bendita condena, agrupación viguesa presidida por Berto Villamarín y formada por celtistas que llevan la frase que da nombre a este proyecto grabada a fuego. Superan los 40 socios con edades comprendidas entre los 20 y los 40 años.
Boinas Celestes, con Jesús Veiga al frente, se fundó a finales de septiembre y se nutre mayoritariamente de nuevas generaciones de celtistas entre los 19 y los 21 años. Con la boina como distintivo, son ya alrededor de 90 y entre sus principales objetivos está el de organizar viajes para acompañar al equipo más allá de Balaídos, donde son fijos.