Dos prestigiosos actores británicos murieron ayer. Uno, Christopher Lee, fue uno de los dos grandes Dráculas de la historia (con Bela Lugosi) y encarnó a muchos otros personajes emblemáticos en su larguísima carrera. Lee, que tenía 93 años, será recordado como un formidable intérprete y como un icono para el muy influyente mundo friki. Su muerte desencadenó merecidamente un torrente de titulares, tuits, comentarios... También acaparó minutos en informativos. Y tapó la noticia del fallecimiento de Ron Moody. Y eso no es justo.
Moody tenía 91 años. Fue actor, compositor, cantante y escritor. Ganó un Globo de Oro en 1968 por su interpretación en el Oliver de Carol Reed. Ese papel también le valió una nominación al Óscar y el interés de Hollywood. Pero su carrera americana se frustró porque, según él mismo explicaba, el día después de esa gala de los Óscar se volvió a Inglaterra a grabar una serie.
Fue en la pequeña pantalla donde muchos niños españoles descubrieron en los 80 su inquietante e intensa mirada. Fue en la semiolvidada serie infantil de fantasía Dentro del laberinto.
I'm going to tweet "Ron Moody" just for the sake of balance. No, sod it, let's watch him in "Into the Labyrinth": https://t.co/MuEfwwi8h5
? Lawrence Miles (@Lawrence_Miles) junio 11, 2015
Él interpretaba al hechicero Rothgo, que se disputaba con la ayuda de unos niños a la bruja Belor un amuleto llamado el Nidus, que era tan poderoso en la trama como ha acabado siendo mágico en la vida real: gracias a él muchos nacidos en los 70 se acordaron ayer de Ron Moody.