Muere en Sevilla Cayetana Fitz-James Stuart, la duquesa de Alba

La Voz AGENCIAS | REDACCIÓN

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Ha fallecido esta mañana a los 88 años en el palacio de las Dueñas. La capilla ardiente ha quedado instalada en el ayuntamiento de Sevilla. El cadáver de la duquesa será incinerado y parte de sus cenizas se depositarán bajo el Cristo de los Gitanos. SIGUE AQUÍ TODA LA INFORMACIÓN

21 nov 2014 . Actualizado a las 09:43 h.

La aristócrata Cayetana Fitz-James Stuart y Silva, XVIII duquesa de Alba, XI duquesa de Berwick y catorce veces Grande de España, ha muerto este jueves en el palacio de las Dueñas, su residencia en Sevilla a los 88 años de edad, rodeada de su actual marido Alfonso Díez y sus seis hijos.

La aristócrata fue trasladada, por «por expreso deseo de la paciente y de sus familiares», a su domicilio sevillano desde el Hospital Quirón Sagrado Corazón de la capital andaluza, donde la duquesa de Alba fue ingresada el pasado domingo en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) en situación de insuficiencia respiratoria secundaria a neumonía, asociada con arritmia cardiaca y repercusión hemodinámica.

Una vez en Dueñas y hasta su fallecimiento, Cayetana Fitz-James Stuart recibió atención médica por parte del equipo de profesionales que la ha atendido durante su permanencia en el Hospital Quirón Sagrado Corazón, así como por el equipo de médicos y de enfermería que venían atendiéndola hasta su ingreso.

El sacerdote Ignacio Jiménez Sánchez-Dalp, confesor de Cayetana Fitz-James Stuart y Silva y capellán de su familia afirmó que la duquesa «ha muerto en paz, rodeada de todos sus hijos y acompañada del auxilio de Dios». «Se ha ido apagando poco a poco. No ha sufrido», explicó.

Instalada la capilla ardiente

La capilla ardiente de Cayetana Fitz-James Stuart y de Silva, la XVIII duquesa de Alba, fallecida hoy en Sevilla a los 88 años, ha sido abierta en el Salón Colón del Ayuntamiento, donde permanecerá hasta que se celebre su funeral mañana en la catedral oficiado por el cardenal Carlos Amigo Vallejo.

Más de 30.000 ciudadanos han pasado ya por la capilla ardiente ubicada en el Salón Colón del Ayuntamiento de Sevilla con el féretro que guarda los restos mortales de Cayetana Fitz-James Stuart y Silva, XVIII duquesa de Alba, XI duquesa de Berwick y catorce veces Grande de España, según informan a Europa Press fuentes municipales. La capilla ardiente abría sus puertas este jueves alrededor de las 14.00 horas, después de que llegaran los restos mortales de la duquesa de Alba desde su residencia sevillana en el Palacio de las Dueñas. La capilla cerrará sus puertas a las 22.00 horas y volverá a abrirlas a las 09.00 horas de este viernes. Mientras tanto, a las puertas del Ayuntamiento no deja de aumentar la cola de ciudadanos que se congregan para subir hasta la capilla ardiente y dar su último adiós a la conocida aristócrata.

La capilla ha quedado abierta al público a las 14.10 horas, después de que el féretro haya sido colocado en el centro del Salón Colón, cubierto con la bandera de España y el escudo de la Casa de Alba, en una estancia en la que se han colocado cuatro grandes velones y dos cuadros del Cristo de los Gitanos y la Virgen de las Angustias, de los que era muy devota. El viudo de la duquesa de Alba, Alfonso Díez, y sus hijos, nietos y otros familiares ocupan varios bancos cerca del féretro, mientras numerosas coronas de flores han sido situadas en otra zona del salón.

A su llegada al Ayuntamiento, poco antes de las dos de la tarde, han sido también familiares de Cayetana Fitz-James Stuart quienes han portado el ataúd hasta el interior de la Casa Consistorial, después del recorrido por las calles del centro de Sevilla desde su domicilio, en el Palacio de las Dueñas. Numerosos curiosos y vecinos de la zona han esperado desde que se conoció el fallecimiento de la duquesa a las puertas de su residencia, de donde el cortejo fúnebre salió a las 13.20 horas para dirigirse al Ayuntamiento hispalense. A ambos lados del féretro, y en respetuoso silencio, los familiares y allegados velan el cadáver, toda vez que los ciudadanos que se han acercado hasta el Ayuntamiento para dar su último adiós a la duquesa y mostrar sus respetos a la familia acceden al salón Colón a través de un pasillo acotado a tal efecto y abandonan el mismo a través del salón Santo Tomás.

El alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, ha avanzado que la capilla ardiente permanecerá abierta «sin hora, mientras haya sevillanos que quieran despedirse de ella o la familia lo determine», y ha anunciado que ha sido decretado un día de luto en la ciudad por el fallecimiento de la duquesa.

El funeral por Cayetana de Alba se celebrará mañana en la catedral de Sevilla y estará oficiado por el cardenal Carlos Amigo Vallejo, en una ceremonia en la que se espera la asistencia de numerosas personalidades que el alcalde de Sevilla no ha querido detallar «por motivos de seguridad».

La infanta Elena acudirá mañana a la catedral de Sevilla para asistir al funeral en representación del rey, según han informado hoy fuentes de la Zarzuela. Felipe telefoneó esta mañana al viudo de la duquesa, Alfonso Díez, y conversó también telefónicamente con el hijo mayor de Cayetana de Alba, Carlos Martínez de Irujo, duque de Huéscar, y a ambos transmitió sus condolencias y las de la Familia Real. Además, tanto Felipe y la reina Letizia como Juan Carlos y Sofía enviaron coronas de flores para la capilla ardiente.

Parte de sus cenizas, bajo el Cristo de los Gitanos

El cadáver de la duquesa de Alba será incinerado y parte de sus cenizas serán depositadas bajo el Cristo de los Gitanos, en el altar mayor de la capilla de esta hermandad de Sevilla, de la que era muy fervorosa, confirmaron fuentes cercanas a la cofradía. El templo de los Gitanos, ubicado en la calle Verónica, en pleno casco antiguo de Sevilla y cerca del palacio de la Dueñas, de la familia Alba, fue financiado por la duquesa fallecida.

Todas las madrugadas del Jueves Santo, cuando sale en procesión por las calles de Sevilla el Cristo de los Gitanos, pasa por delante del palacio de la Dueñas y salvo en contadísimas excepciones, la duquesa de Alba siempre salía a recibirlo, le colocaba un ramo de flores y se cantaba una saeta. Después proseguía la procesión. En la Capilla de los Gitanos hay un manto donado por la duquesa fallecida con el escudo del ducado de Alba.

La otra parte de las cenizas serán ubicadas en el panteón que la familia Alba tiene en cementerio de Loeches, en Madrid, según ha desvelado Carmen Tello, la esposa del torero Curro Romero, y una de las mejores amigas de la fallecida.

Una vida fiel a sus ideas

La duquesa de Alba vivió sus 88 años de vida fiel a sus ideas y fue siempre una mujer adelantada a su tiempo. Su lema, «vive y deja vivir». La aristócrata por excelencia heredó el título de duquesa de Alba a los 27 años, se casó tres veces, una de ellas con un ex sacerdote jesuita, y tuvo seis hijos. Durante toda su vida realizó además una gran labor para conservar y ampliar el inmenso e incalculable patrimonio de la Casa de Alba.

Cayetana Fitz-James Stuart y Silva nació el 28 de marzo de 1926 en el palacio de Liria en Madrid, aunque siempre se consideró andaluza de corazón. Fue la única hija de Jacobo Fitz-james Stuart, XVII duque de Alba, y María del Rosario de Silva y Gurtubay, marquesa de San Vicente del Barco. Sus padrinos de bautizo fueron el rey Alfonso XIII y la reina Victoria Eugenia. De su padre heredó el título de duquesa de Alba en el año 1953, siendo la tercera mujer que ostentaba el título por derecho propio.

La infancia de la duquesa de Alba quedó marcada por el exilio en París y Londres y por la temprana muerte de su madre. Cuando Cayetana contaba tan solo ocho años de edad falleció María del Rosario, aquejada de tuberculosis, una enfermedad que la había mantenido apartada de la niña en numerosas ocasiones por temor al contagio.

En 1931, durante la Segunda República, los Alba se fueron a vivir a París y años después, cuando estalló la Guerra Civil en España, Cayetana y su padre se trasladaron a Londres. Durante su estancia en la capital británica la duquesa de Alba sufrió los bombardeos ocurridos durante la Segunda Guerra Mundial.

La duquesa de Alba vivió su vida al margen de los convencionalismos sociales. Se casó tres veces, una de ellas con un exsacerdote jesuita y la tercera cuando tenía 85 años. Con su primer marido, Luis Martínez de Irujo, con el que se casó en 1947, tuvo seis hijos: Carlos, Alfonso, Jacobo, Fernando, Cayetano y Eugenia. Tras enviudar en 1972, llegó su segundo matrimonio, muy polémico en ese momento. A pesar de todo y de todos, en 1978 Cayetana se casó con Jesús Aguirre, ex sacerdote jesuita. En el año 2001, la duquesa de Alba se quedaba viuda por segunda vez. Y en el 2011 llegó su tercer matrimonio con el funcionario Alfonso Díez, 24 años más joven que la duquesa. A pesar de las reticencias de los hijos de Cayetana, la boda se celebró el 5 de octubre de ese año en Sevilla.

A la boda asistieron cuatro de sus seis hijos. Faltaron ese día, Eugenia, que estaba ingresada con varicela, y Jacobo. La duquesa de Alba celebró su tercera boda en Dueñas e incluso bailó en la calle unas sevillanas para alegría del numeroso público congregado en las inmediaciones del palacio.

Unos meses antes de la boda con Alfonso Díez, la duquesa de Alba decidió organizar el inmenso legado que la familia y repartió algunos de esos bienes. Gran parte del patrimonio pasaba a ser controlado por el mayor de ellos, Carlos, como heredero del título ducal, aunque Cayetana seguía al frente de la fundación y la Casa de Alba. Este acuerdo facilitó el visto bueno de los hijos de la duquesa de Alba a su tercer matrimonio con Alfonso Díez.