Un santo mejor que la pomada

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Los fieles volvieron a entrar en la ermita por la ventana para curarse

26 jul 2012 . Actualizado a las 11:49 h.

Hay un santo en Cambre que se hizo célebre como dermatólogo. Elimina verrugas, granos y demás calvarios cutáneos. Vive y cura en una pequeña ermita situada en la parroquia de San Juan de Anceis, en la aldea de Mercurín, y pasa consulta una vez al año. Tocó ayer. Ahí la gente va como al ambulatorio. Pero para quitarse el grano de encima han de entrar en la diminuta capilla por una ventana lateral que no es más grande que un televisor de 14 pulgadas. Ahí está la gracia. Que por otra parte poca gracia les hace a los gordos. Mal lo tienen. Pero para ellos también hay solución. Si uno corre riesgo de taponar el acceso, es mejor que pase un paño por la imagen del santo, que también sirve. Por cierto, como aquí todo es pequeño, no iba a ser el santo la excepción, pues es del tamaño de un niño. Y sí, es pequeño. Pero matón. Prueba de su grandeza es el cuadro que cuelga junto a él con los milagros que dispensó a una familia en 1967. A uno le ha borrado un quiste en la mano que no le dejaba coser, a otro en la rodilla que le impedía rezar e incluso le sacó un tumor a otro. A todos ellos les había dicho el médico que no había más salida que el quirófano. Pero optaron por la entrada a la ermita.

Puede que el santo sea un poco fanfarrón, pero son cientos los que acuden a esta bella aldea a comprobarlo. Situada muy cerca del pazo de Amancio Ortega. Cuenta un sacristán que «se ha de tener fe». Sin esa pomada, «no hay nada que hacer», explica.

Sus poderes sanadores son un filón. Y eso que él no cobra. Cobran por él los dueños de los puestos que se instalan a su alrededor. Venden velas, partes del cuerpo hechos en cera, estampitas. Y los devotos las encienden para plantarlas alrededor del santo. Para que la curación sea efectiva es obligación cumplir con diversos rituales que inciden directamente en la voluntad milagrera del santo. Se puede optar por el «ofrecimiento». En este caso, el dueño de la verruga pone condiciones: «Iré a la romería si me quita este grano». También se puede acudir con la dolencia y esperar a que se produzca la intervención de San Benito. O se puede intentar influir en el santo por medio de la donación de gallinas, gallos, pollitos, aceite, velas o donaciones en metálico que se acostumbran situar en los pliegues de su vestimenta. Si se donan animales, se pueden recuperar en una espectacular puja que se celebra por la mañana. No hay grano que se le resista.