Juan Carlos I reina en Sanxenxo por aclamación popular

Alfredo López Penide
López Penide SANXENXO / LA VOZ

GALICIA

«Es el rey de todos y nadie me lo puede quitar de la cabeza», dice una mujer. «Estoy muy emocionado, muchas gracias», dijo a su círculo de amigos gallegos

23 nov 2022 . Actualizado a las 13:16 h.

Desde primerísima hora de la mañana del viernes, algunos vecinos y visitantes ya se apostaban en las inmediaciones del Real Club Náutico de Sanxenxo ante la anunciada visita del rey emérito. «Es el rey de todos los españoles y nadie me lo puede quitar de la cabeza», afirmaba Carmen, quien acompañada por su marido aseguran que el exmonarca «siempre ha defendido a Sanxenxo y aquí lo queremos». El rey emérito no hizo declaraciones públicas más allá de mostrar su agradecimiento de forma repetida: «Estoy muy emocionado, muchas gracias», dijo a su círculo de amigos gallegos. 

Prueba del cariño que se le dispensa, en principio, a Juan Carlos I quedó palpable en los gritos de «¡Viva el rey!» y «¡Viva España!» con los que fue recibido nada más aproximarse el coche conducido por Pedro Campos, unos gritos que continuaron durante el tiempo que el rey emérito permaneció en el exterior de la sede del Náutico de la localidad. No cabe duda de que si fuera por los varios cientos de curiosos que se concentraban en el entorno de estas instalaciones, Juan Carlos I seguiría siendo rey de España por aclamación popular.

Estuvo acompañado en todo momento por el alcalde Telmo Martín. «Es el mejor de los alcaldes que hemos tenido», dejó meridianamente claro María, quien no ocultó que le había votado en todas las elecciones a las que se presentó y al que dice perdonarle el devaneo que tuvo cuando aspiró a la alcaldía de Pontevedra.

También la infanta Elena recibió las muestras de afecto de los vecinos, que le gritaron «¡Viva la infanta!». Tras acompañar a su padre un rato, tuvo que desplazarse a Vigo para coger un vuelo que la llevase a Sevilla, donde este fin de semana tiene previsto participar en una competición de hípica. «Esto es amor de hija. Vino para acompañar a su padre en su primera visita a España», remarcaba una de las vecinas que no paraba de inmortalizar cada instante con su móvil y que fue una de las afortunadas que consiguió estrechar la mano del rey emérito.

«La infanta es encantadora [...]. Nos dijo que se marchaba a Vigo, lo que quiere decir que solo vino a ver a su padre», aseguraba la lucense María Eudosia, socia, junto con su marido del Náutico desde hace unas dos décadas. «Estamos encantados de tenerlo aquí el máximo tiempo posible», añadía, desvelando que el rey emérito y su hija les reconocieron estar encantados, «sobre todo, por el tiempo». Y confirmó que el primero se mostró, en todo momento, emocionado.

Antes de adentrarse en la sede del Real Club Náutico, donde les aguardaban socios de esta entidad y algunos amigos, Juan Carlos I se fundió en abrazos con los integrantes de la tripulación del Bribón, saludó al alcalde, a integrantes de la corporación municipal y a otras autoridades —el presidente del Clúster de Turismo, Cesáreo Pardal, le regaló el libro A guía da luz: Faros de Galicia e a súa gastronomía—. La emoción le desbordaba en el rostro a cada minuto que pasaba y, de hecho, en varias ocasiones se llevó la palma de la mano al corazón, al tiempo que devolvía con gestos las muestras de cariño.