La Voz
Con bastón, polo del Real Club Náutico de Sanxenxo, espalda encorvada y asistido para desplazarse, el emérito llegó al puerto deportivo recibido por decenas de personas con vítores de «viva el rey» y banderas de España. Pese a la expectación, no hubo declaraciones de Juan Carlos I, que se limitó a saludar con ambas manos a los asistentes. Le acompañó su hija, la infanta Elena, con gorra roja cubriendo la cabeza, y el empresario Pedro Campos, que lo acoge desde este jueves en una de sus propiedades en la parroquia de Nanín.
Juan Carlos I se acercó a saludar al público, encendiendo aún más los gritos de los asistentes, la mayoría con mascarillas. También vitorearon a Elena, con proclamas de «viva la infanta». El rey se interesó por la evolución de la pandemia y el turismo en la zona, que este fin de semana deja restaurantes con todas las mesas reservadas en Sanxenxo, un 100 % de ocupación hotelera y que, según el sector, la llegada del emérito supone una «enorme proyección» y un «espaldarazo» para la consolidación de la localidad como referente en el norte de la Península. El Borbón, emocionado por el recibimiento, reconoció estar muy contento por volver a Galicia y manifestó estar «muy bien». «No llueve», añadió. Preguntó también por la gastronomía local y, en concreto, por los pimientos de Herbón que suele comer cuando llega a Sanxenxo.