Ana Pontón aprovecha la investidura de Alfonso Rueda para presentar su programa como presidenta

Juan María Capeáns Garrido
Juan Capeáns SANTIAGO

GALICIA

La portavoz nacional del BNG, Ana Pontón, en el debate de investidura de este jueves
La portavoz nacional del BNG, Ana Pontón, en el debate de investidura de este jueves Paco Rodríguez

La líder del BNG redujo el «relato da desfeita do PP» para centrar su intervención en medidas propias

12 may 2022 . Actualizado a las 15:47 h.

La portavoz parlamentaria del BNG dejó para las cifras el retrato de la «desfeita» de los trece años del PPdeG y trató de articular un discurso de 35 minutos en clave positiva y plagado de medidas alternativas, haciendo crítica por contraposición. Ana Pontón sostuvo a lo largo de su intervención que «é posible construír unha Galicia mellor», preparada para ofrecer a los mayores una «vellez digna»; con un «rural vivo»; una comunidad libre de «recortes e privatizacións»; con una apuesta decidida por la investigación; que active la economía y al mismo tiempo frene el cambio climático; o que esté «orgullosa da súa lingua», resumió. Esto es, todo lo que entienden los nacionalistas que no ha ocurrido con Feijoo al frente de la Xunta ni va a suceder con Alfonso Rueda.

Tras proclamar que el «cambio galego está en marcha», Pontón se centró en un candidato que va a llegar a la Xunta «de rebote» y que será un presidente «accidental», después de que Feijoo haya considerado «máis importante» presidir el PP que Galicia. A Rueda le reprochó su participación en una manifestación «para atacar a nosa lingua común» antes de llegar al Gobierno, y le atribuyó la autoría en la sombra de la campaña que descabalgó al bipartito del poder en el 2009, cuestionando así su «listón ético». Además, se mostró incapaz de «citar algunha proposta de calado» en sus trece años en el primer nivel de la Administración, aunque lo responsabilizó de una huelga de tres meses que «colapsou a xustiza».

Pontón quiso centrarse en cinco datos para relatar la «enorme carga» con la que asume el poder: cifró en 218.000 los jóvenes que emigraron; en 925 las camas cerradas en los hospitales; 138 colegios «que se cargaron»; 38.300 empleos destruidos en la industria; y 600.000 personas en situación de pobreza. «E todo isto mentras triplicaron a débeda», coronó. Con estos argumentos justificó el no del BNG, que en términos generales cuestionó la existencia de un proyecto «nun contexto durísimo» zarandeado por la pandemia y las consecuencias de la guerra y la crisis de precios.

Dos opciones

Con esos mimbres, Pontón resumió la disyuntiva ante la que se van a encontrar los gallegos cuando se convoquen las elecciones: «A resignación, a rutina e autocompracencia do PP fronte a un proxecto solvente, ilusionante e desde a confianza do modelo do BNG. O vello ou o novo, o pasado ou o futuro, estas son as dúas alternativas», trató de resumir. En ese punto, la portavoz nacionalista habló como «presidenta» de un Gobierno del BNG, que aprovecharía el primer Consello da Xunta para subir las pensiones no contributivas y las prestaciones sociales para las personas con más necesidades, bajando los peajes y aprobando paquetes de ayudas para los sectores más afectados. 

Ese Ejecutivo nacionalista, insistió, defendería la puesta en marcha de una tarifa eléctrica gallega, profundizaría en el autogobierno y centraría sus esfuerzos en los jóvenes. Pontón lo resumió en diez objetivos estratégicos, que incluyen el refuerzo de los servicios públicos, con un plan de choque por 200 millones para la atención primaria y un plan de salud mental; con la contratación de mil profesores; e implantando un modelo de residencias de gestión pública. Unas medidas que «sabemos que non se consigue en dous días», reconoció. 

En el ámbito económico, ese «goberno do BNG», insistió en la figura, creará un Instituto Galego de Crédito y activará un Plan para o fomento da actividade tecnolóxica e industrial con el objetivo de que el peso de este sector alcance el 25 % en el 2030. Y para promover la investigación propondrá un Pacto galego pola ciencia y un órgano gestor que ya tiene nombre, Innogal. Y auguró un cambio en las políticas eólicas «depredadoras».

Esa alternativa que quiere encabezar Pontón tendrá como objetivos el «autogoberno político e financeiro», captando más competencias e impulsando un modelo de cupo «como o de Euskadi e Navarra». Y también mirará a Portugal, país con el que demanda una «relación prioritaria» a todos los niveles, pero con especial incidencia en las infraestructuras. Por último, la líder nacionalista aprovechó su tiempo para anunciar su intención, de llegar a la Xunta, de «devolver ao galego ao ensino como lingua vehicular».

El portavoz parlamentario de los socialistas, Luís Álvarez.
El portavoz parlamentario de los socialistas, Luís Álvarez. Paco Rodríguez

El PSdeG ve en las propuestas de Rueda la «secuela dunha película mediocre»

Los socialistas ven «esgotado» el tiempo político del PP y discuten la investidura del candidato con una avalancha de datos

juan capeáns

El PSdeG escuchó «con atención» el discurso del martes de Alfonso Rueda, y solo encontró ideas «repetitivas, máis do mesmo». Le sonó a «discurso político esgotado que xa deu todo o que podía dar de si», dijo de salida el portavoz de los socialistas en el Parlamento, Luís Álvarez, que solo dedicó los primeros segundos para la cortesía al agradecer desde la discrepancia a Alberto Núñez Feijoo sus años de «entrega ao servizo público». El resto de su intervención, para la que contaba con 35 minutos, fue un repaso cargado de valoraciones y datos negativos enmarcados en las tres legislaturas y media anteriores.

Tras una enmienda a la totalidad del modelo, que calificó de «incorrecto e pouco útil», con un programa al que «fáltanlle guionistas» y con una «secuela dunha película mediocre». Álvarez le concedió con cierto tono irónico el hecho de que la Xunta consiguiera en estos años «pagar a auga e as facturas» y aprobar los presupuestos, cuestiones ordinarias que también han logrado otras comunidades sin que constituya un logro.

Pero el balance más duro comenzó por la sanidad y las políticas sociales, con una valoración de fuerte contraste con el tono «triunfalista» que apreció en Rueda. Los socialistas pusieron por delante el gasto por habitante, en el que aseguran que Galicia está en la cola junto a otras comunidades gobernadas por los populares. Como consecuencia, aseguran, se cambió la estructura de las áreas sanitarias en las que se redujeron servicios, y se deterioró la atención primaria, que ahora tiene «esperas prolongadas» y cuya anunciada reforma «non vemos por ningún lado». En el ámbito educativo, Álvarez habló directamente de «ataques» al sistema tras el cierre de 138 centros y la reducción de 113 millones en los presupuestos, con 1.400 profesores menos.

El peso de la deuda 

En materia economía no rebajó la utilización de cifras para articular un discurso que arrancó con el endeudamiento de Galicia, que pasó de 1.429 euros en el 2008 a 4.353 euros por gallego «sen que saibamos moi ben para que serviu este empeño». El referente socialista en la Cámara trató de desmontar las rebajas fiscales del PP, y en concreto calificó como «moi reducida» la anunciada por Rueda el martes en el IRPF. A su juicio, los 50.700 hogares sin personas activas merecen otras alternativas, que cree que llegará por la reforma laboral que el PP no apoyó en el Congreso. El PSdeG aseguró que el Gobierno gallego ha practicado una política de «brazos cruzados» en el sector agroganadero, en la pesca y en unos montes que «perden valor». Esa situación en el rural la explican los socialistas por el declive demográfico, que llevó a Galicia a perder en trece años unos 100.000 habitantes, «un burato negro que se traga unha cidade como Santiago». En parte, creen que a ese agujero contribuyeron los «200.000 mozos que fixeron a maleta».

Álvarez volvió al discurso de Rueda para criticar que solo haya dedicado el martes «dez segundos» a hablar de igualdad, lo que entiende que responde a una política «oca e falta de contido» que ha dejado una brecha salarial entre hombres y mujeres del 19,3 %. Regresando a las valoraciones más políticas, el PSdeG interpretó que Rueda va a continuar una política de «confrontación como norma» para esquivar sus responsabilidades, de ahí que haya utilizado la misma fórmula que el candidato, que lanzó diez preguntas al Gobierno de España, para destacar algunos retos de la Xunta en Galicia. «Vive mellor poñéndolle deberes aos demáis que facéndoos vostede», reprochó. Pero más allá de las cuestiones concretas, Álvarez cargó contra el discurso de presentación del candidato: «Non foi capaz de trasladarlle a esta Cámara un proxecto político con fame para gañar o futuro. Non hai ilusión, senón fatiga», describió.

Por eso advirtió que Galicia «xa non pode esperar a que vostede aprenda», argumento que aprovechó para trazar algunas líneas de su alternativa política: un modelo económico sostenible, de innovación tecnológica y de respeto al medio ambiente y a la economía circular. Una apuesta por los proyectos transformadores que ponga en valor las materias primas; que apueste por las energías verdes; con una superficie agraria útil; y apoyos para proyectos estratégicos como el de Stellantis, en Vigo, a Altri, previsto en Palas de Rei, o al sector biotecnológico. En cuanto a I+D+i, prevé un objetivo de inversión del 3 % del PIB, con medidas para retener talento. Iniciativas pensadas desde Galicia con un «goberno libre de ataduras» pero colaborativo con la organización federal de la que forma parte.

El PSdeG propone cambiar el rumbo de Galicia desde la Xunta superando «os complexos do PP», una política a la que «os galegos imos darlle carpetazo tan pronto se convoquen eleccións», auguró.