Estaba monísima

GALICIA

pilar canicoba

31 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Fijarse en que Yolanda Díaz estaba monísima en la ofrenda al Apóstol no es ninguna frivolidad punible. Ciertamente ese día sucedieron muchas cosas prodigiosas, hasta el punto de que La Voz llegó a decir que Galicia era un oasis de entendimiento, pero entre todos los milagros no fue el menor el garbo saleroso exhibido por la ministra. En la pasarela del Obradoiro se situó en el podio del glamur a poca distancia de la reina y por encima de su rival Nadia Calviño que prefirió una apariencia cercana a Angela Merkel. Lo de que el hábito no hace al monje no regía para un sector político que hizo del desaliño indumentario, las gorras y las coletas su seña de identidad, a falta de otras más consistentes.

A ese espacio abonado al feísmo textil y la singularidad capilar como forma de epatar pertenece ella y por eso su elegancia es disidente. También es verdad que Marx nunca se disfrazó para parecerse a uno de los obreros a los que explotaba su amigo Engels en Manchester. Aun siendo comunistas, ambos aparecen arreglados en las fotos como dos buenos burgueses de la época. Así que ella recupera la tradición marxista, se aleja del podemismo tradicional y aparece maqueada ante el Santo Patrón mientras otra izquierda radical celebraba sus ritos propiciatorios allí al lado.

Junto al duelo de estilismos entre Calviño y Díaz, se produce otro ideológico entre Díaz y Pontón. Cada 25 de Xullo dos formas de entender Galicia se asocian al Obradoiro y la Quintana con sendas homilías. Yolanda prefiere al Apóstol autóctono al que gallegos creyentes e incrédulos dirigen la mirada, al tiempo que la lideresa nacionalista se trae un apócrifo mártir catalán para ser aclamado como un mesías por los feligreses. ¿Cómo no alegrarse de la metamorfosis de la ferrolana? ¿No se dice en el evangelio de san Lucas, un colega de Santiago, que hay más júbilo en el cielo por un pecador que se arrepiente que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentirse?

Cuando permanecía en la catedral, a un par de metros de la monarquía al completo y frente al altar mayor repleto de prelados, debió de pensar que el poder bien vale una misa o, lo que es lo mismo, saber adaptarse a las circunstancias. Por no entender eso tanto Beiras como Iglesias, los dos vehículos utilizados por Yolanda hacia el estrellato político, yacen en la historia viendo como la que creían su pupila alcanza el Olimpo. En efecto; mientras sus viejos amigos del beirismo celebraban en un ambiente mustio el Día da Patria en Galeras (también valdría decirlo en minúscula) ella caminaba por el suelo del Obradoiro como una Lucrecia Borgia que lleva en guante de seda su puño de hierro. En medio del maremágnum de la izquierda en la que habita podría decir lo mismo que su paisano Pío Cabanillas: «No sé quienes pero ganaremos».

El pulpo sentimental

Tal vez todo empezó con Mickey Mouse, el ratón al que su creador dotó de sentimientos. A partir de ahí Walt Disney se dedicó a realizar un Génesis corregido en el que animales de todas las especies hablaban con total desparpajo y en todos los idiomas. Ratones, patos, perros, elefantes y así hasta llegar al pulpo que vive rodeado de un sinfín de especies marinas en Buscando a Nemo. Los lores británicos, influidos por esa fauna locuaz, consideran ahora la posibilidad de que los pulpos sean sentimentales. No consta que se haya dado audiencia a alguno, ni tampoco se sabe qué consecuencias tendría un resultado positivo de las pesquisas pero en todo caso alguien de O Carballiño debiera personarse en la regia institución, por si acaso. Establecer el pulpicidio y llevar a las pulpeiras al Tribunal de la Haya tendría serias consecuencias gastronómicas y económicas en una Galicia que tiene al pulpo como manjar totémico, junto al cerdo y la vaca. Al final acabará siendo animal de compañía. O miembro de la Cámara de los Lores.

Redondo laberinto

Cualquiera de los 17 organismos creados por Iván Redondo es enigmático. Parecen inspirados en los protagonistas de Kafka que vagan por departamentos que defienden «cosas invisibles y distantes». El más fascinante, sin embargo, es uno de los que se han conocido gracias a la demolición que realizan sus sucesores. Se trata de la Unidad de Coordinación del Departamento de Planificación y Seguimiento de la Actividad Gubernamental. O sea que había planificadores y seguidores de los ministerios, ajenos a los ministerios, y a su vez sometidos a coordinadores que debían coordinarse con otros de otras unidades que seguían y planificaban otros asuntos, como la de Coordinación, la de Desarrollo y la de Mensaje, también mencionadas en la relación de órganos fantasmagóricos. Rasputín se valió solo de si mismo para gobernar en la sombra las postrimerías del zarismo, sin tanto alarde burocrático. Tuvo más mérito el monje que el gurú de Sánchez con sus 56 altos cargos y cientos de asesores, al final perdido en su laberinto.