El mar trajo hace veinte años siete cadáveres desde Portugal a Galicia

Santiago Garrido Rial
S. G. Rial CARBALLO / LA VOZ

GALICIA

Imagen de archivo del dispositivo de búsqueda de los cadáveres en Camariñas
Imagen de archivo del dispositivo de búsqueda de los cadáveres en Camariñas J.M. CASAL

Eran víctimas de un accidente de autobús a cincuenta kilómetros de la desembocadura del Duero

06 mar 2021 . Actualizado a las 11:05 h.

Este domingo, poco después de las 9 de la mañana, se cumplirán 20 años justos desde que apareció flotando, junto al dique de Fisterra, el cadáver de una mujer. Fue visto en primer lugar por la tripulación del pesquero local Temerario, y recogido poco después por otro, el Nuevo Alaska: entre ambos lo izaron y dieron aviso a las autoridades y Salvamento, en lo que parecía un caso más de alguien que había fallecido cerca y su cuerpo se había arrastrado hasta allí.

Pero minutos más tarde apareció otro cadáver en Corveiro, muy cerca. De la procedencia de ninguno se sabía nada: no había alertas de desaparecidos, ni denuncias, ni accidentes. Al día siguiente llegó un tercer cuerpo a Lago, en Camariñas, horas antes de que apareciese el cuarto en Muxía, junto al muelle. También ese día aparecieron tres asientos de autocar cerca de O Ézaro, y seis más en Brens, Cee, además de reposacabezas.

Entonces, por descabellado que pareciese, todo empezó a encajar: eran los cadáveres de los ocupantes de un autocar que había caído al río Duero, el día 4 de marzo, entre Castelo de Paiva y Entre-os-Ríos, a unos cincuenta kilómetros de su desembocadura. En total, 59 víctimas, de las que solo se pudieron rescatar 23 cuerpos. Y a la costa da Morte y al norte de Galicia aún llegarían tres más. O al menos esos fueron los que se encontraron; seguramente fueron más, pero no se sabe. El quinto cadáver apareció en Portocelo (Camariñas) el día 9, y el sexto fue localizado en As Aritas de Cee. El último se fue más al norte, hasta la costa de Cedeira, donde fue localizado el 12 de marzo. En total, las corrientes arrastraron los cuerpos unos 250 kilómetros, primero hasta la desembocadura del Duero, tras superar Oporto, y después hacia el norte, frente a la costa gallega, doblando hacia la zona norte de la provincia de A Coruña.

El suceso conmocionó Galicia aquellos días, y la Costa da Morte en particular. Ernesto Rivera, el armador que vio el primer cadáver en Fisterra, había pensado inicialmente en alguien de la zona. Y eso que la etiqueta de una prenda ponía Made in Portugal y había una etiqueta de Coímbra. Pero quién podría imaginarlo.