En el 2014, las corrientes arrastraron a otro vecino de A Mariña desde Ribadeo hasta la costa francesa
05 mar 2021 . Actualizado a las 21:04 h.
La aparición del cadáver de Alejandro Meitín en Francia no es el primer caso de personas desaparecidas en la costa de A Mariña que fueron arrastradas por el mar hasta la costa francesa. El 25 de febrero del 2014 aparecía un cadáver en la playa francesa de Montalivet, en la región de Aquitania.Tras el hallazgo, y una vez practicada la autopsia, se confirmó que se trataba del cuerpo de un hombre asturiano de 34 años de edad afincado en Ribadeo. Había desaparecido en la madrugada del 26 de enero, un mes antes, cuando supuestamente trataba de coger percebes en un acantilado de Rinlo y cayó al mar. Las corrientes lo habían arrastrado a más de 510 kilómetros de distancia en línea recta (a unas 275 millas náuticas), tras cruzar el Cantábrico hasta el arenal de Francia donde fue localizado.
Después de su desaparición se inició un dispositivo de búsqueda, pero en los días posteriores las condiciones del mar empeoraron, con un tren de borrascas y con olas que durante varios días superaron los ocho metros de altura en la costa de Lugo. Poco a poco se fue perdiendo la esperanza de hallar su cuerpo, aunque se pensaba que podía estar en las cuevas y hendiduras de los acantilados de Rinlo. Finalmente, casi un mes después, el cadáver fue descubierto en Francia, un caso que por efecto de las corrientes ya se había dado hacía unos años con otra persona que desapareció tras caer al mar en Ribadeo.
De Portugal a Galicia
El 1 de julio del 2003, un barco de pesca encontraba, junto a unas bateas en Cangas, el cuerpo sin vida de un hombre. Tras el rescate se supo que se trataba de un bañista que había desaparecido en Portugal. El cuerpo de Paulo Jorge Gómez da Silva, nacido en 1974, llevaba trece días en el mar, desde su desaparición el 19 de junio cuando se bañaba en la playa de Gelfar-Caminha, en Viana do Castelo.
Gómez da Silva llegó a la costa gallega arrastrado por la misma corriente que dos años antes, en marzo del 2001, había arrojado a las playas de la Costa da Morte los cadáveres de varios pasajeros del bus accidentado en Portugal.