Meirás, del romanticismo de Pardo Bazán a la oficialidad de la dictadura

m. s. REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

El inventario revela que guarda abundantes bienes de carácter institucional. Pese a él, siguen sin despejarse las dudas de cómo afectaron el incendio de 1978 y un supuesto robo en 1984 a los bienes del pazo. Tampoco se ha mirado el interior de cajones y armarios

09 dic 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Meirás es «un edificio almenado, con aspecto fuerte, recio, que muestra una imagen neomedieval, romántica, ideada por su promotora y proyectista principal, Emilia Pardo Bazán, quien materializó así una fantasía personal». Pero fue después «la residencia de verano» de Francisco Franco y, como tal, «cumplía una función institucional de carácter oficial, similar a la de su residencia habitual en el Palacio Real de El Pardo». Ambos aspectos de las torres de Meirás se reflejan en el inventario que encargó el juzgado que instruye la causa sobre la propiedad del pazo con el objetivo de determinar qué bienes deben permanecer bajo custodia pública. Ese inventario está ya depositado en sede judicial y contiene tanto las conclusiones de los técnicos del departamento de Patrimonio de la Xunta como un informe de Patrimonio Nacional en el que se concluye que «mobiliario y enseres de carácter decorativo de índole marcadamente institucional están presentes tanto en salones de mayor representación como en espacios más cercanos a la vida privada de sus moradores».

Los casi 700 bienes inventariados en estos informes revelan cómo es Meirás y qué guardan sus muros. Sigue siendo secreto el contenido de cajones y armarios, que la inspección realizada en el pazo el 11 de noviembre bajo la supervisión de la jueza no abrió. Y sigue sin conocerse el efecto que sobre las riquezas de Meirás tuvieron tanto el incendio de 1978 como el supuesto robo que recogen las hemerotecas en 1984.

El edificio principal del pazo lo componen tres alas con un pequeño patio interior que permite dar luz. Sus tres torres, la planta de buganvilla que cubre parte de la fachada principal y la capilla en una de las fachadas laterales son sus elementos más reconocibles en el exterior, junto a las gárgolas, los escudos o los balcones que adornan el conjunto.

En el recinto se encuentran también la vivienda de los caseros; la casa del guarda; una deteriorada casa de las conchas, que recibe este nombre porque una de sus fachadas está cubierta de conchas de vieira, revestimiento característico de las Rías Baixas; tres hórreos; el paciño, una pequeña construcción que reproduce la planta del pazo y que serviría como casa de juegos infantiles; y una pista de tenis. La escalinata de acceso al edificio principal y el amplio jardín, adornado con un cruceiro y con multitud de esculturas, fuentes, pilas bautismales y blasones, completan el conjunto, rodeado todo él por un muro.

En el interior, además de la monumental escalinata, se guardan cientos de muebles, esculturas, cerámicas, armas, trofeos de caza, tapices, alfombras o pinturas, además de la biblioteca, a la que la Xunta acaba de dar protección iniciando el expediente para su declaración como bien de interés cultural y que los autores del inventario consideran que guarda entre 9.000 y 13.000 volúmenes distribuidos en tres salas.

Entre los elementos más valiosos que se encuentran en Meirás figuran las dos esculturas de los profetas del maestro mateo, declaradas también bien de interés cultural. Se guardan en la capilla del pazo, junto a varios retablos y a esculturas y pinturas de temática religiosa.

Los técnicos que visitaron Meirás encontraron, en sus salones y dormitorios, un buen número de objetos que, según recoge el informe elaborado por Patrimonio Nacional, «claramente tienen su origen en las Colecciones Reales Españolas» y cuya titularidad, concluyen, «corresponde a Patrimonio Nacional».

Una de esas piezas es una pantalla de chimenea elaborada con un tejido de seda que fue encargado por Alfonso XII para las cortinas del comedor de gala del Palacio Real de Madrid. Un sofá tapizado con la misma tela que decoraba la sala de recibir de la reina Victoria Eugenia en ese mismo palacio figura también entre los bienes inventariados en Meirás. Igual que un conjunto de escritorio y cómoda que se pueden atribuir al ebanista francés Claude-Charles Saunier: «Está documentado que Carlos IV adquirió gran cantidad de mobiliario francés de los más reputados ebanistas», dice el informe.

Junto a ellos, «gran cantidad de bienes que claramente fueron creados para su adorno en los primeros años del uso del pazo de Meirás como residencia oficial del entonces jefe del Estado», concluye el documento, que también dice que sería preciso un estudio más pormenorizado.