Contra el fresco en el aula, al instituto se va con la bata o la manta a cuestas

Pablo Varela Varela
pablo varela OURENSE / LA VOZ

GALICIA

Cuatro de los alumnos del IES O Ribeiro, en el concello ourensano de Ribadavia, portan sus mantas para acudir a clase
Cuatro de los alumnos del IES O Ribeiro, en el concello ourensano de Ribadavia, portan sus mantas para acudir a clase Santi M. Amil

En Ribadavia, los alumnos tiran de imaginación si hay corriente en las aulas

23 oct 2020 . Actualizado a las 19:57 h.

De inicio, la imagen podría parecer la del campamento improvisado de unos jóvenes a la espera de sacar entradas para un festival. Pero no, es la puerta de un instituto. En el IES O Ribeiro, de Ribadavia (Ourense), la bajada de temperaturas que se registró en estos últimos días ha dejado estampas tan peculiares como la de un grupo de alumnos que optaron por combatir el fresco en las aulas con mantas que llevaron desde sus casas.

Fue el caso de Anxela, de 13 años. Su madre, Lola, cuenta que fue a causa de una recomendación del profesorado del centro educativo. «Non é por reivindicar nada nin se trata de ningunha queixa. Aínda que non estamos en datas nas que haxa moitísimo frío, coas portas e as ventás constantemente abertas nas aulas para ventilar si hai corrente, e seguramente se nota. Así que, polo que contaron os nenos ao chegar á casa, algúns mestres dixéronlles que podían levar unha mantiña se con iso están máis a gusto», cuenta. Y es que, pese a que lo más crudo del otoño aún no ha llegado, conjugar el frío con la ventilación para limitar la incidencia del covid-19 parece un binomio complicado de equilibrar. Mientras, a falta de calefacción y con la obligación de que aquellas aulas que dan al exterior se aireen al menos cada diez minutos, el antídoto llega de casa: además de las chaquetas hay quien se ha enfundado más de una camiseta térmica.

En el caso de las familias consultadas en el instituto ribadaviense son conscientes de que esta solución puede ser un parche temporal. «Eles poden estar quietos no seu sitio durante horas, e iso nótase», agrega Lola. Cada alumno tiene, desde inicios de curso, un pupitre y una silla numerados, exclusivos, para facilitar el trabajo de la Consellería de Educación y el Sergas en caso de detectarse algún caso positivo por coronavirus, lo que implica a continuación estrechar el cerco sobre los contactos próximos dentro del aula.

Mientras tanto, los críos se adaptan al que, seguramente, es el año más extraño de sus vidas. Y a juzgar por cómo se tomaron las recomendaciones de los profesores sobre las mantas, son los que mejor lo llevan. Marta Pérez, madre de dos niñas adolescentes que también van al IES O Ribeiro, señala que «hay quien optó por ponerse mucha ropa de abrigo y otros pensaron en llevarse algún tipo de manta para cubrir las piernas y no entumecerse mientras están en las clases».

Batas y dosis de humor en las clases de Bachillerato

Pero además, en uno de los grupos de Bachillerato, los alumnos decidieron darle un toque de humor a esta «nueva normalidad» del centro educativo, y aparecieron esta misma semana con batas de andar por casa. «Lo hicieron un poco en broma. Algunos llevaron bufandas, y con eso quisieron darle algo de alegría a esta situación, que ya es rara de por sí para profesores y padres, pero en el caso de los alumnos también».

Profesores del instituto como Marcos Mendiguren señalan que, en Ribadavia, por el momento, no está siendo un otoño especialmente frío. Y en su caso, está dando clase en sudadera y con fular, que a veces se quita. «O das mantas por agora é anecdótico, ten máis tintes de broma e case un carácter festivo. E o das batas, tamén. Hai unha sensación de corrente, iso é certo. Pero o que é seguro é que imos pasar máis frío dentro dunhas semanas», dice el maestro.