Las escuelas unitarias gallegas se reinventan por el covid

Sara Carreira Piñeiro
sara carreira REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Colegio Rural Agrupado en Rianxo, en una imagen de archivo
Colegio Rural Agrupado en Rianxo, en una imagen de archivo CARMELA QUEIJEIRO

Sustituirán material educativo y de juego por dibujos e instalaciones en el techo para evitar que entren en contacto con los niños

18 nov 2020 . Actualizado a las 17:25 h.

Las escuelas unitarias gallegas se decorarán el próximo curso haciendo casi magia. Porque no pueden tener más que sillas y mesas. Adiós a los juguetes en contenedores, adiós a las estanterías con libros, adiós a las cocinitas. Los niños estarán juntos sin mascarilla, y podrán jugar sin distancia social, pero hay que cuidar al máximo la higiene y eso supone vaciar de contenido las coloristas aulas. ¿Qué hacer entonces? Se trata de niños de 3 a 8 años, de diferentes edades e intereses, que llegan por primera vez al mundo escolar.

Amcraga, la asociación que acoge a los CRA gallegos (colegios rurales agrupados o, dicho de otra manera, escuelas unitarias cercanas que fusionan servicios y recursos), está trabajando para diseñar una vuelta al cole lo más estimulante posible. Rosa Barreiro, su presidenta, explica que el objetivo es sustituir los objetos por instalaciones en el techo y «vinilos motivadores en el suelo». Con telas y maderas decorarán las partes altas de las aulas, aquellas a las que los niños no pueden llegar, y los rincones de trabajo -espacios delimitados- permitirán que los alumnos «se comuniquen con ese espacio aportando su visión propia». Colabora con ellos Adrián Varela, diseñador gráfico, que dará forma a las ideas de los docentes.

Está claro que el curso que viene será diferente: «No podremos hacer la vendimia en clase [aplastaban uvas en cubas], pero vamos a buscar otra manera de contar las cosas para que aprendan igual». El objetivo, reconoce Barreiro, es hacerlo «lo menos mal posible», y dice eso porque ella considera que los abrazos y achuchones son insustituibles con esos alumnos, y ahora resultan imposibles. Sin el contacto más cercano las cosas no funcionarán igual, pero ante todo hay que primar la seguridad.

Por eso van a adaptar todas las programaciones para poder aprovechar al máximo el exterior. Ya trabajan mucho al aire libre -esa es una de las ventajas de estudiar en una escuela rural-, pero ahora se diseñarán más actividades: «Esperamos que con un chubasquero y unas botas se puedan aprovechar la mayor parte de los días del curso». Por ejemplo, se imagina a los niños pintando en el patio, cada uno con su caballete.

 De entrada, los centros ya están todos despejados: «Hemos trabajado muchísimo subiendo y embalando todo el material», clasificándolo lo mejor posible para poder reutilizarlo cuanto antes. No son optimistas a este respecto -es probable que todo el curso 20-21 exija un cuidado extra- pero quieren dejar las cosas listas por si acaso.

En los CRA ya se trabaja a día de hoy con mucha tecnología, con sus pizarras digitales y ordenadores, pero es complicado conectar a los niños si están en casa, porque ellos necesitan cambiar de actividad con mucha frecuencia.

En Galicia, este curso que acaba de terminar tuvo 26 CRA que dan clase a unos 2.000 alumnos de entre 3 y 8 años; a eso se suman 82 escuelas unitarias (para el siguiente curso se cierran dos) con unos 1.000 alumnos. La diferencia entre un CRA y una unitaria es que el primero, al unirse varias escuelas, ofrece a los alumnos varios extra: profesores de inglés, de apoyo, educación física o música, y todas las unidades trabajan de forma coordinada.

El conselleiro avanza que habrá una reunión entre comunidades la próxima semana

El regreso a las aulas protagonizará el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud de la próxima semana, según avanzó ayer el conselleiro de Sanidade, Jesús Vázquez Almuiña. Una reunión que llega tres semanas antes de un inicio del curso lleno de incógnitas sobre cómo se va a garantizar la seguridad. «As necesidades dos nenos e nenas son iguais no ámbito de cada comunidade autónoma», explicaba.

El responsable de la sanidad gallega aseguró que el ámbito escolar lleva ya muchos meses paralizado. Al tratarse de un pilar fundamental en la sociedad, dijo, «debemos dar unha seguridade e que non haxa interpretacións diferentes segundo a comunidade» y así garantizar que «non haxa dúbidas na poboación de que se pode facer un comezo de curso seguro para todos os nenos e nenas de España».

El ministro de Sanidad, Salvador Illa, recordó ayer en que la vuelta a las aulas es competencia de las comunidades, y que el Ministerio de Educación que dirige Isabel Celaá ya elaboró una guía de medidas mínimas a seguir. Así y todo, Illa apuntó que varios consejeros manifestaron su voluntad de compartir las medidas que están tomando las comunidades.

Los centros gallegos tienen prevista su apertura el próximo 10 de septiembre. La Consellería de Educación anunció que el curso 2020/2021 arrancará con 158 clases más para cumplir con la ratio de 25 alumnos por aula. Para atender a los nuevos grupos, la Xunta anunció la incorporación de 240 nuevos profesores. La provincia donde más aumentarán será en A Coruña, con 116 más que el año pasado, seguida a bastante distancia por Pontevedra, con 21 y Ourense, con 18 más. La provincia de Lugo sumará tan solo tres.

La apertura de las guarderías se mantiene el 4 de septiembre

Tras más de cinco meses cerradas, las escuelas infantiles de la Xunta volverán a abrir sus puertas el próximo 4 de septiembre. La Consellería de Política Social decidió en el mes de junio la fecha en la que se iniciaría la actividad en las escuelas y durante julio se reacondicionaron las aulas para garantizar las medidas de seguridad. Pese a los nuevos contagios que se registran diariamente en Galicia, la Xunta no se plantean retrasar la apertura de estos espacios de 0 a 3 años.

Las autoridades sanitarias elaboraron un protocolo que regulará la actividad de los centros para los niños más pequeños. Una de las medidas que se tomarán será la de llegadas y salidas escalonadas, es decir, se fijarán turnos para que los padres entreguen a los niños a los cuidadores sin aglomeraciones. Ya no se podrá acompañar a los pequeños hasta el aula. Otra de las decisiones adoptadas será el uso obligatorio de la mascarilla o pantalla para los profesores; así se podrá relajar el distanciamiento social.