Pedro Campos, regatista: «Todo sabe mejor a bordo»

GALICIA

Pedro Campos posa con sus trofeos en una foto de archivo
Pedro Campos posa con sus trofeos en una foto de archivo BENITO ORDOÑEZ

El presidente del Club Náutico de Sanxenxo y multipremiado deportista comenzó a navegar con tan solo tres años

28 jul 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

A los tres años ya navegaba por la ría de Arousa a bordo de un galeón bautizado como Silma. Es el regatista más premiado de España. Su último título hará el número 18 a nivel mundial, pero Pedro Campos Calvo-Sotelo (Cuntis, Pontevedra, 1950) aún sonríe cuando recuerda que la primera competición de vela que ganó fue en Castilla. «Sí, en el pantano de San Juan», ríe ahora muchas décadas después. Su primer título nacional en la clase Snipe lo obtuvo en el año 1968. En Mónaco ganó su primer Mundial en la clase Vaurien en 1976. Dice que no navegará hasta septiembre, pero habla de competición, claro, donde lo ha hecho prácticamente todo. Por placer, eso sí, cogerá el timón antes, seguro, este verano, en Sanxenxo, donde preside el Club Náutico.

-No se habrá ido a pique nunca.

-Personalmente no, pero perdimos un Movistar que se nos hundió por un defecto de fabricación con la quilla basculante. Nos rescató el ABN AMRO. Yo estaba en tierra, y la tripulación se salvó, pero el barco que nos auxilió había perdido a un tripulante solo unos días antes. Se cayó por la borda y el frío pudo con él.

-Con experiencias así, ¿qué prefiere, navegar por competición o por placer?

-Por placer con mala mar no vas. Galicia tiene esa maravilla que son las rías, prácticamente como lagos, y luego, a solo unas millas, tienes Finisterre, que es como navegar en el Cabo de Hornos. Lo tiene todo. Por eso es tan importante para los equipos tener un sitio así en el que entrenar. Yo aprendí a navegar antes que a competir. El conocimiento del mar para mí era natural, precisamente por esas condiciones que tiene Galicia en su mar.

-A los tres años ya navegaba.

-Sí, tengo una foto a bordo del Silma, en la ría de Arousa, que era una embarcación, un galeón, de unos amigos. A este tipo de embarcaciones le debo mucho. Eran difíciles, desequilibradas, eso te ayuda a la hora de aprender. En el Náutico de Sanxenxo tenemos ahora dos réplicas de aquella.

-Nada que ver con los sofisticados cascos de la alta competición de la Vuelta al Mundo de Vela, que tuvo su sede en Sanxenxo.

-Nada. En el 2005 subí hasta Finisterre con uno de los barcos de la Vuelta al Mundo y fue espectacular.

-Ni con esas joyas clásicas de seis metros que son la última apuesta en el Club Náutico de Sanxenxo y en las que navega el rey emérito.

-En los últimos años, a raíz de sus operaciones estuvo apartado de la vela, pero cuando dijo que quería volver a navegar, tras abdicar, la clase de seis metros nos pareció perfecta. Son barcos cómodos y seguros, aunque históricos. Cada uno cuenta su propia historia. Nos han concedido tanto la organización del Europeo como del Mundial. Ahora se han tenido que aplazar por el coronavirus, pero será un gran atractivo cuando recalen aquí cincuenta barcos de esta clase. Será un espectáculo increíble.

Pilar Canicoba

-¿Y usted es más de mar fuerte o de la placidez del interior de las rías?

-Yo soy más de velocidad y precisión, pero también me ha tocado competir con mar fuerte. Buena tripulación y precauciones son ahí importantísimas.

-¿Y un sitio para echar el ancla y olvidarse de todo?

-El Parque Nacional de las Illas Atlánticas, sin duda, pero hay otros muchos sitios en las Rías Baixas. Sálvora quizá, es la más salvaje, siempre solicitando el permiso de fondeo, claro, allí hay un par de calas espectaculares, senderos para recorrer la isla... una maravilla.

-En competición no, porque en la Vuelta al Mundo llevaban hasta las camisetas y las tazas contadas y la comida liofilizada para reducir el peso a bordo y ganar en velocidad, pero, por placer, ¿qué marida mejor a bordo?

-En Galicia el único problema es adelgazar. Todo sabe mejor a bordo. Navegar a vela, además, da hambre. Para los regatistas de competición es un problema, pero para el aficionado no. Aquí tenemos productos estupendos y sitios únicos. He parado muchas veces en Casa Checho en Ons, donde se come un muy buen pulpo.

-¿Qué le diría a alguien que se quiera iniciar en la vela?

-Navegar por placer es sencillo. En Galicia hay muchas escuelas de vela. Nosotros en Sanxenxo, con la colaboración del Ayuntamiento, lo estamos haciendo. Recomendaría esto. Luego hay fórmulas. No es imprescindible tener un barco. Están los de las escuelas, a veces un allegado con el que se puede empezar a tener contacto...

-Ir a bordo en un viaje oceánico es un poco como estar confinado, ahora que hemos pasado todos por esto.

-¡Madre mía! Sí, sí. Hemos estado en regatas en las que están cuarenta días en el mar. Muy duro. Después, desde el punto de vista clínico es fantástico, ahí no hay nada que circule. No recuerdo nunca a los del barco ni siquiera resfriados.