Panorama de contrastes

GALICIA

16 mar 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

A los que cruzan el Obradoiro, en Santiago, van a la Torre de Hércules, en A Coruña; o acuden a contemplar la playa de As Catedrais, en Ribadeo, les digo yo que no deben obsesionarse con la privacidad. Porque seguro que van a quedar retratados en más de un móvil o cámara de fotos. La razón es que la «libertad de panorama» es una disposición legal que permite a cualquiera hacer fotos desde los espacios públicos sin pedir autorización ni invadir los derechos de autor de los edificios, y lo que se capte en el rectángulo, también. Este derecho no existe en todos los países, especialmente en los musulmanes y aquellos gobernados por regímenes totalitarios, dónde hay que asegurarse antes de hacer una foto.

Muchos de los que se hacen autorretratos delante de esos edificios y los cuelgan en las redes sociales o que se hacen un sitio delante de una orquesta cuando se hace la foto de la fiesta son, probablemente, los más celosos al ser grabados por una cámara de vigilancia, y los que inducen a gobiernos a aprobar leyes de protección de datos e imágenes que resultan contrarias a otros objetivos comunes, como evitar ciertos comportamientos delictivos.

 Ante el Gran Hermano

Todo ello pasa en un país en el que Gran Hermano es uno de los programas televisivos de mayor éxito, un país en el que las personas están más preocupadas por la vida de los vecinos que por la suya misma, mientras que tomar una carta del buzón vecino también está penado. 

En el tema de la protección de datos nos hemos pasado de frenada legalmente y, sin embargo, somos los primeros en criticar que se nos vigile. Y, como en todo, volvemos a las mismas dos palabras de siempre: educación y legislación.

Porque muchas de las acciones por las que se quieren poner cámaras de vigilancia en edificios protegidos o declarados Bien de Interés Cultura (BIC) lo son, tal vez, porque los que las han hecho no han aprendido antes que la libertad individual se acaba en el momento en el que vulnera la de los demás, que la empatía y el respeto por lo público están por encima del individualismo.