La presidenta de la Asociación Española de Mujeres del Mar se expresa con la determinación de un político pero no se le aprecia el doblez
04 ene 2019 . Actualizado a las 05:00 h.Rita Míguez (Cesantes, Redondela, 1973) tiene un discurso poderoso y sin titubeos. Me cita en una cafetería de Arcade donde se presenta con un chándal del equipo de fútbol de su hijo y una ancha diadema que sujeta un pelo negro como la noche. Se expresa con la determinación de un político pero no se le aprecia el doblez. A veces parece la voz del mar.
-Usted preside un colectivo de 15.000 mujeres...
-15.000 mujeres y hombres.
-Y pretenden...
-Luchar por la visibilidad de nuestro trabajo, lo que las mujeres de la pesca aportamos a la sociedad y al sector. Pero no solo la visibilidad: también el empoderamiento, el liderazgo, enfermedades profesionales, relevo generacional... Cada vez que nos sentamos a hablar aparece algo más.
-Son profesionales de todo tipo.
-Sí, desde rederas a comercializadoras, pasando por mariscadoras o científicas. Pero vemos más lo que nos une que lo que nos separa.
-Cuando se habla de la pesca, nos imaginamos a un señor rudo recogiendo redes.
-Eso es. Es una imagen masculina.
-Pero, si hablamos del marisqueo, pensamos en mujeres.
-En el marisqueo a pie. Y porque llevamos años trabajando en esa visibilización. Este es un trabajo duro y es lo que tenemos que enseñar, esa dureza.
-Ustedes trabajan quince días al mes. Imagino que ganarán para llegar al 31.
-¡Ojalá! A veces no llega. Depende del precio del producto. No está en nuestras manos.
-Supongo que les compensa.
-Mire, yo llevo doce años trabajando en esto y, cuando trabajas en el mar... A mí es que me enamoró. Del mar te enamoras. Tiene algo que te engancha.
-¿Hay que sentir esa pasión para trabajar en el mar?
-Yo creo que sí. Yo la siento y creo que transmito esa pasión. Tenemos que luchar para dejar esto mejor de lo que está para las próximas generaciones.
-Al mar no le va muy bien.
-No le va bien, no. Pero yo soy positiva. Tenemos que sembrar más, concienciarnos más, pero no solo nosotros, sino toda la sociedad.
-¿Cree que sus hijos, si quieren, podrán dedicarse a lo mismo que usted?
-Lo que puedo decir es que lucharé para que puedan hacerlo si quieren, y en mejores condiciones que yo.
-Este año hemos vivido un fuerte impulso feminista.
-Sí. Hay quien le llama revolución, yo le llamo justicia. Vamos por el buen camino, pero las políticas de género son muy necesarias.
-¿Qué tal con los furtivos por aquí?
-¡Buf! Como en todos los sitios. Es verdad que trabajamos doce o quince días, pero luego hay que ir a hacer las vigilancias. Esto no es solo extraer; hay que limpiar, vigilar, sembrar. A veces es más rentable invertir en vigilancia que en producto.
-¿El mar es de todos?
-No. El mar no es de todos.
-Pues, ¿de quién es el mar?
-De quien lo trabaja y lo cuida.
-Aquí sabrán mucho de ostras. ¿Realmente son afrodisíacas?
-Yo creo que sí, pero no vale con comer solo una o dos. Hay que comer más, que sean buenas y con una botella de albariño de Soutomaior. Con eso, el efecto está garantizado.
-¿A quién le recomienda ese plan? ¿A Feijoo, a Gonzalo Caballero, a Luís Villares o a Ana Pontón?
-Yo creo que a todos.
-¿De pequeña ya le gustaba tanto el mundo del mar?
-No, fue la madre de mi marido quien hace 20 años me metió en esto. Ella fue toda la vida presidenta de las mariscadoras.
-¿Qué le gusta hacer cuando no trabaja?
-Crossfit. Empecé a hacerlo con mi hija y me he enganchado. Hacer deporte con tu hija es la perfección.
-¿Le gusta cocinar?
-Mucho. No cocino todos los días porque tengo la suerte de contar con mi suegra.
-Defínase en cuatro palabras.
-Soy fuerte, comprensiva, sincera... La cuarta se la dejo a usted.
-Gracias, pero no me siento preparado. ¿Celta o Dépor?
-Celta. De vez en cuando voy a verlo. Los grandes partidos. Me gusta mucho el ambiente. La verdad es que me gusta la fiesta, pasármelo bien.
-Algo que no haya hecho y le gustaría hacer.
-Tocar la guitarra.
-¿Tiene un lugar favorito?
-Cualquiera con mar. A veces voy al interior y veo sitios muy bonitos, pero en pocos días noto que me falta el mar.
-¿Qué se le da mejor?
-Organizar.
-¿Y qué se le da peor?
-Cuando tengo que ser dura con alguien lo paso mal. No me gusta hacer daño, pero a veces tienes que hacerlo. Y luego la gente te lo agradece.
-Una canción.
-No dudaría, de Antonio Flores.
-¿Qué es lo más importante en la vida?
-Ser feliz.