A la velutina le gusta comer delfín

Monica Torres
M. TORRES VIGO / LA VOZ

GALICIA

cemma

Los varamientos de cetáceos han aumentado y las avispas aprovechan para conseguir alimento fresco

11 sep 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El insólito incremento en el número de mamíferos marinos y tortugas que encallan en las Rías Baixas provoca desconcierto entre los expertos. «A media de agosto adoita ser de doce en total, pero este ano tivemos 60 tirando polo baixo en toda a costa galega, quintuplicándose como mínimo o número de casos», confirma Alfredo López, biólogo de la Coordinadora para el Estudio de los Mamíferos Marinos (Cemma), con sede en Nigrán. El ritmo de trabajo del equipo es tan intenso que se han pasado el mes en la carretera respondiendo a las alertas, y así continúan. «Só cetáceos foron doce, así que xa fan eles a media habitual, pero hai de todo, tanto quenllas como tartarugas ou lontras», advierte mientras acude a otro avistamiento. Los expertos no se atreven a conjeturar. «É algo anormal», confirma sin dudar el biólogo aplazando las hipótesis a cuando se relaje el trabajo de campo «para poder estudar todos os factores e analizalos».

Cemma insiste en que este anómalo agosto no puede explicarse aún, y menos por un solo factor. «No mar parece primavera, porque hai máis alimento na auga e iso fai que a presenza de cetáceos sexa máis frecuente que noutras ocasións, o que aumenta as interaccións coa pesca e a probabilidade de varadas», afirma López.

Hay otra estadística que se dispara y que advierten los expertos de la coordinadora. En este caso su explicación es tan fácil como preocupante, aunque no especialmente para la fauna marina. «Sempre que imos a unha varada atopámonos con que antes chegaron as avespas asiáticas, como no último caso hai uns días en Cangas, cando as velutinas devoraban a carne dun golfiño», confirma Alfredo López. «O incremento é extraordinario. As avespas cébanse cos animais varados mortos porque buscan a carne fresca», indica.

El biólogo explica los gustos alimenticios del insecto que mantiene en jaque a los apicultores gallegos, pero también a los agricultores. «Ao principio precisan enerxía e van ás flores, coma as abellas; logo ás árbores a por froita, porque están a medrar, son decenas e a raíña está a pór os ovos», indica. La necesidad de alimento crece con la población. Entonces comen de todo. Su proliferación en los varamientos evidencia la multiplicación de la especie asiática. «Antes atopabas algunha, nalgúns casos, pero agora hai sempre. Tamén antes aparecían só nalgunhas praias, pero agora están en todas», confirma la coordinadora. Resulta extraño que no haya más picaduras. «Sempre lles preguntamos aos socorristas, pero é que as avespas tampouco atacan se non as molestas», añaden los profesionales.