Las arrugas de la nueva política

Mario Beramendi Álvarez
mario beramendi SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

SANDRA ALONSO

Las sucesivas crisis de En Marea evocan el escenario previo a la ruptura del BNG, ocurrida en enero del 2012

30 jul 2018 . Actualizado a las 20:26 h.

A los nuevos proyectos no han tardado en salirle las viejas contradicciones. Más allá de la retórica y de los nombres, el problema de fondo es el que acompaña a las organizaciones políticas desde siempre: la lucha por controlar el poder. Hace apenas unos días, el propio Beiras resucitó los fantasmas del pasado. «Isto lémbrame a certos tempos en determinadas forzas políticas que terminaron como acabaron», dijo en clara alusión a la fractura del BNG, ocurrida en enero del 2012. En realidad, se trata de un temor compartido por una parte de los que, en el 2016, antes de las autonómicas, impulsaron la llamada candidatura de unidad popular, cuyo origen estuvo en las ciudades. En Marea se constituyó entonces como un partido de adscripción individual: el objetivo era darles voz a los de abajo, desterrar la influencia de las cúpulas, pero aquella iniciativa había nacido empujada por partidos políticos, y no solo por ciudadanos anónimos.

Orgánicamente, En Marea tiene un plenario, un consello das mareas y una coordinadora. En realidad, son distintas palabras para describir un esquema interno ya conocido. De hecho, el plenario es el equivalente a la asamblea nacional del BNG, el consello das mareas a la dirección o consello nacional y la coordinadora a la ejecutiva. Es decir, nada nuevo.

En los meses previos a la asamblea de Amio, celebrada en el 2012 y que supuso la fractura del Bloque en dos mitades, había un pulso entre el aparato de la organización, controlado por la UPG, y colectivos y partidos que lo acusaban de secuestrar los intereses comunes del frente, hasta el punto de que, según los críticos, lo dirigían de espaldas a las demandas sociales. Precisamente, en ese sector estaban los que hoy discrepan en En Marea. Beiras y Martiño Noriega, por un lado, y Mario López Rico, por otro, todos miembros entonces del Encontro Irmandiño. La respuesta de la oficialidad del Bloque a aquel pulso fue la de siempre: los equilibrios y el reparto de la dirección respondían a la voluntad que los militantes expresaban en la asamblea. El desenlace de aquello es conocido: la ruptura del frente nacionalista, que había nacido 30 años atrás. En Marea reproduce ahora un pulso similar: un sector oficial, liderado por Villares, que ve la dirección legitimada por la participación democrática de los inscritos en una asamblea y una amplia corriente, poco participativa en la vida del partido, que denuncia falta de pluralidad e hiperrepresentatividad en los órganos de decisión. Aquí habría otro paralelismo con los tiempos del Bloque: la UPG siempre se ha diferenciado del resto por el compromiso y el trabajo orgánico, y a ello debía su poder interno.

De hecho, Luís Villares y sus afines en la dirección se distinguen precisamente del resto en eso, en una participación mucho más activa que la de las mareas locales, la de Anova y, sobre todo, la de Esquerda Unida y Podemos, reacios desde siempre a diluir sus marcas en el partido instrumental. Llegados a este punto, voces del sector que reclaman mayor pluralismo ven, en realidad, a Villares y los suyos jugando en En Marea el mismo papel que desempeñaba la UPG en el Bloque: controlar y dirigir un proyecto cuyas decisiones refrendaban luego unas bases. Sin embargo, desde la dirección del llamado partido instrumental consideran que este paralelismo no se sostiene, porque En Marea nace ya sin partidos dentro en su asamblea fundacional, mientras que el BNG de Amio era un frente de organizaciones. De hecho, para la dirección de En Marea la propuesta de Noriega de articular una mesa de confluencia es volver al pasado, a los pactos entre las cúpulas.

Clausura de la XIII Asamblea Nacional del BNG en Amio, en enero de 2012
Clausura de la XIII Asamblea Nacional del BNG en Amio, en enero de 2012 PACO RODRÍGUEZ

Tal vez sí haya una diferencia con los meses previos a la ruptura del BNG. El sector oficial del Bloque, entonces, para legitimar su posición, respondió al órdago de los críticos con la convocatoria de la asamblea de Amio, cita en la que se impuso por estrecho margen. Habrá que ver si el sector oficial de En Marea hace lo propio con un plenario a la vuelta de vacaciones.