La red de Sito Miñanco colaboraba con la mafia turca de la cocaína y la heroína

S. González / J. Romero / M. Santaló VILAGARCÍA / LA VOZ

GALICIA

Inglaterra y Turquía investigan a una de las organizaciones con las que trabajó el capo

09 feb 2018 . Actualizado a las 11:14 h.

Poco a poco, la operación Mito va desvelando que las conexiones internacionales tejidas por la red de narcotraficantes que comandaba Sito Miñanco extendían sus tentáculos mucho más allá del clásico puente que une Galicia y Colombia a través del Atlántico. Los detalles de uno de los envíos frustrados con los que se vincula al capo arousano señalan directamente a las mafias turcas de la cocaína y la heroína como colaboradoras del cambadés José Ramón Prado Bugallo en la organización del mayor alijo de coca interceptado por las fuerzas de seguridad españolas a lo largo del año pasado: las 3,8 toneladas que fueron incautadas a principios de octubre en el abordaje del remolcador Thoran.

Aquella intervención constituyó un ejemplo de cooperación internacional a ambos lados de la línea que separa el imperio de la ley del dominio de la delincuencia organizada. Así, el periplo del Thoran, con sus tripas repletas de cocaína y su tripulación formada por siete individuos, exigió la participación de los proveedores colombianos, de la red turca propietaria del remolcador que debía cruzar el Atlántico y, por fin, del entramado que lideraba el capo arousano, cuyo cometido consistía en traer a tierra y alijar las 3,8 toneladas de cocaína para su posterior distribución en los mercados español y europeo. Frente a ellos, una acción combinada de la Policía Nacional, Vigilancia Aduanera y la Guardia Civil, alentada por la información que proporcionaron la Policía Nacional de Colombia y la National Crime Agency británica.

Vigilados por los británicos

De acuerdo con los datos reunidos por la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (Udyco) del Cuerpo Nacional de Policía, la embarcación interceptada y su tripulación forman parte de una flota que navega bajo el control de una organización criminal turca, a la que siguen la pista los servicios de investigación británicos. El auto que firmó el magistrado Fernando Andreu Merelles, titular del Juzgado Central de Instrucción número 4 de la Audiencia Nacional, envió a prisión a los siete individuos que tripulaban el Thoran. Se trata de seis ciudadanos turcos y de un sujeto natural de Azerbaiyán.

Al menos dos de ellos son viejos conocidos de las fuerzas de seguridad y navegaron a las órdenes del mismo tipo que capitaneaba otro buque, denominado Laguna, al que Vigilancia Aduanera había echado el ojo por su vinculación con el narcotráfico. Aquel patrón turco no era ningún novato. A lo largo de los últimos años se le sitúa al frente de otras dos embarcaciones: Hamal, que transportaba 3,5 toneladas de cocaína y fue interceptada por las autoridades inglesas, y Commander Tide, capturada por la policía turca con 1.100 kilogramos de heroína a bordo. Uno de los marineros que se bregaron bajo su mando comandaba en octubre el Thoran en su viaje hacia Galicia, lo que refuerza la conclusión de los investigadores británicos y apunta a que tras todos estos buques se encuentra el mismo entramado asentado en Turquía.

La caída de Sito Miñanco añade ahora a la conexión turco-colombiana un tercer pie, encarnado por la organización del capo arousano. En realidad, la gente de Prado Bugallo no llegó a tocar la mercancía, puesto que el remolcador fue asaltado por miembros del Grupo Especial de Operaciones (GEO) y de Vigilancia Aduanera en alta mar, cuando navegaba hacia el este para situarse frente a las costas gallegas. Antes, por lo tanto, de que la cocaína quedase en manos de la trama galaica para que los de Miñanco hiciesen su parte del trabajo.

Eso sí, aquel fue un viaje de ida y vuelta, ya que el barco había zarpado semanas antes de un puerto español tras informar de que su próximo destino sería Dakar. Falso. Fie detectado a 360 millas de la Guayana para, poco después, ser localizado en Colombia cargando una gran cantidad de cocaína. Este fue el mensaje que las autoridades locales cursaron a España y que precipitó la operación que frustró el voluminoso desembarco. La tripulación apagó el sistema de identificación automática a la altura de la Guayana, pero eso no evitó su captura, en un punto intermedio entre las Azores y Madeira, a 530 millas de las islas Canarias.

Bajo la cocina

En un primer momento, los geos no hallaron ni rastro del envío de cocaína. Pero nuevamente la colaboración británica dio al traste con el ingenio con el que los turcos pretendían camuflar su verdadera mercancía. En el caso del Hamal, los investigadores ingleses tuvieron que perforar los tanques de agua del buque para dar con el material. Así que las fuerzas españolas estaban preparadas para peinar a fondo el remolcador en cuanto arribase a Cádiz. Los fardos estaban ocultos bajo los muebles de la cocina.

Los arousanos se reservaron 700 kilos de cocaína en el mayor alijo incautado en el 2017

Las 3,8 toneladas de cocaína que, distribuidas en 165 fardos, viajaban a bordo del Thoran constituyen el mayor alijo incautado por las fuerzas de seguridad españolas a lo largo del año pasado. Su volumen sorprendió, de hecho, a los propios investigadores, acostumbrados últimamente a envíos más discretos y de menor porte. Se trata, quizás, de un rasgo de carácter por parte de Sito Miñanco, quien al fin y al cabo demostró, a la vista de su recurso a la clásica ruta del Atlántico, su querencia por las viejas formas de trabajo que ganaron para las rías una reputación tan sólida como espeluznante en los círculos del narcotráfico internacional. O tal vez no sea más que una simple muestra de necesidad a la hora de proveerse de una cantidad de mercancía suficiente para garantizar unas ganancias a la altura y las necesidades de su organización.

Porque la hipótesis que maneja la operación Mito consiste en que Miñanco y su gente hubiesen hecho su parte del trabajo a cambio de una porción del alijo que colocar en el mercado por su cuenta. Se suele hablar de un 30 %, pero en esta ocasión puede tratarse de un porcentaje menor, de en torno al 18 %. En cifras redondas, 700 de los 3.765 kilogramos del polvo blanco que el remolcador portaba en sus entrañas. Como contraprestación, Prado Bugallo ofrecía una red profesional capaz de recoger en planeadoras los fardos en alta mar y probablemente transferirlos a segundas embarcaciones que, como los pesqueros, garantizarían una mayor discreción a la hora de llevar la coca a tierra.

«Seguirán y morirán así»

Otro de los rasgos sobresalientes de Miñanco es su capacidad para regenerar su organización. Una fortaleza que no es, al parecer, ajena a la colocación de topos entre las fuerzas de seguridad. A este punto se refirió ayer el antiguo responsable de la Udyco en Galicia, el comisario Enrique León. En una entrevista a Europa Press, León reconoció esta posibilidad, pero precisó que la presencia de informadores no obedecía más que a situaciones «muy esporádicas». Con lo que sí se muestra completamente de acuerdo el vicepresidente de la Fundación Galega contra o Narcotráfico es con la falta de arrepentimiento de quienes se dedican a ello. Como mucho, «pueden decir que están arrepentidos para conseguir beneficios para sus condenas, pero estos señores normalmente siguen, seguirán y morirán así».