El ADIF revisa el estado de 117 estaciones gallegas, incluidas 17 que están cerradas

Pablo González
pablo gonzález REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Álvaro Ballesteros

La intención es mejorarlas y ver si pueden tener «otras alternativas de uso»

04 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF) ha lanzado un plan de inspección de buena parte de las estaciones ferroviarias de España, que incluyen 117 edificios ferroviarios gallegos, principalmente aquellos con cifras de viajeros medias o bajas. Es decir, los situados principalmente en zonas rurales. Así, el proyecto para comprobar el estado de las terminales y ver qué opciones de reforma tienen afecta a 73 edificios de viajeros repartidos por toda la geografía gallega, así como a 27 inmuebles que pudieron ser estaciones en su momento, pero que ahora están asociadas a funciones relacionadas con la circulación y la seguridad.

También se revisarán diecisiete estaciones que están en desuso, bien porque la línea ferroviaria ha sido cerrada al construirse una alternativa de altas prestaciones -es el caso de las del eje atlántico en la provincia de A Coruña- o bien por la caída demográfica de los territorios que atendían. Doce de estos edificios están en la provincia coruñesa y cinco en la de Pontevedra. En toda España serán 956 las estaciones que serán analizadas, de las que 175 están cerradas y, por tanto, dependen de la Dirección de Patrimonio y Urbanismo del ADIF.

Los objetivos de este plan se basan en primer lugar en «evitar potenciales riesgos» en aquellos inmuebles que presentan peor estado. Al menos en Galicia hay edificios de viajeros que, a pesar de no estar en desuso, acumulan años sin reformas y presentan serias deficiencias. En este sentido, en el contrato para la empresa que va a llevar a cabo la inspección se especifica que el fin de este trabajo es «mejorar el estado de conservación y la imagen de las estaciones, y homogeneizar y mejorar la prestación de servicios básicos».

Entre los objetivos también se incluye la posibilidad de aprovechar estos inmuebles para actividades que no están directamente relacionados con el ferrocarril, pues se pide a los que van a examinar estos edificios que analicen «posibilidades alternativas de uso» de estas infraestructuras. Así que una vez terminado el trabajo estricto de inspección -que durará tres meses- se elaborarán planes de actuación y de mejora para las distintas estaciones. En Ourense existe un proyecto muy interesante de la Diputación denominado Estaciones vivas que ya ha recuperado para otros usos media docena de terminales.

Los inspectores tienen la consigna de poner especial atención a «situaciones potenciales de riesgo» o de «no cumplimiento de normativa». Se vigilarán especialmente, por tanto, las condiciones de seguridad, salubridad, accesibilidad, andenes y otros aspectos. El estado general se reflejará en una serie de categorías que darán cuenta del nivel de conservación de los edificios: bueno, adecuado con deficiencias, regular, deficiente, muy deficiente o en ruina, cuando el inmueble «presente peligro». El contrato está en trámites para ser adjudicado.