Galicia: generación arrasada

Albino Prada
Albino Prada TRIBUNA

GALICIA

06 ago 2017 . Actualizado a las 05:50 h.

En la información a la que acompaña este artículo se analizan las recientes e impresionantes cifras de contratos que se firman, la temporalidad de los mismos, el que sean a tiempo parcial, en labores para las que están sobrecualificados, por salarios low cost, … En definitiva, la eclosión en Galicia del empleo minijob vinculado sobre todo a los servicios y a todo tipo de subcontrataciones o transformación de empleo digno en empleo precario.

Aunque esto es en sí mismo muy preocupante, plantearé aquí algo aún más grave y subterráneo sucedido durante la última década (2007-2017) con el empleo de la población más joven de Galicia. Sostendré que estamos arrasando a generaciones de las que depende nuestro futuro económico, la competitividad y la solidez de nuestra economía. Si uno consulta en la web del Instituto Galego de Estatística la evolución de los parados registrados en Galicia de entre 16 y 35 años en los últimos diez años, se encontrará con la agradable información de que han disminuido de 50.000 a 42.000 personas. El Instituto Nacional de Estadística invierte la tendencia en términos de paro estimado en la encuesta de población activa: habríamos pasado de 50.000 a casi 66.000 jóvenes desempleados. No es un buen dato, pero ya me gustaría a mí que aquí acabase el asunto.

Porque el propio INE nos dice que, en ese mismo período, y para esa población de entre 16 y 35 años, teníamos 437.000 ocupados en el 2007 mientras ahora solo tenemos 238.000. Un desplome de casi doscientos mil ocupados. Que supone una destrucción de casi la mitad del empleo juvenil existente (muy por encima de lo sucedido en el conjunto de España y en otros países de la UE).

¿Cómo es posible que un desplome en Galicia de doscientos mil empleos para los más jóvenes apenas se transforme en quince mil parados más? Muy sencillo: técnicamente se dice que ha disminuido la población activa. Traducción: la diferencia son desanimados (que, por ejemplo, prolongan sus estudios), emigración o menor incremento de la población. El padrón de habitantes confirma más bien lo último: mientras la población total gallega entre el 2007 y el 2017 apenas habría disminuido en 33.000 personas, la que está entre los 16 y los 35 lo había hecho en más de 200.000.

De forma que las actuales cifras de desempleo entre los jóvenes gallegos se ven, sin duda, reducidas por la reciente creación de minijobs temporales y low cost, más que por empleos dignos ajustados a sus cualificaciones.

Pero eso no nos debe hacer que ignoremos algo aún más importante y grave: que, aún con esas, tenemos hoy en Galicia 200.000 empleos menos para los más jóvenes de los que teníamos hace diez años.

Y un país en el que las oportunidades de empleo para los más jóvenes aumentan porque el número de los más jóvenes se desploma, y no porque recuperemos el empleo juvenil de antaño, no es un país sólido. Por decirlo educadamente.