Navegando por la «Internet oscura», el lado más turbio de la Red

Alfredo López Penide
López Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

GALICIA

Policía y Guardia Civil han puesto el ojo en un espacio sin ley de la red de redes, una zona donde la legalidad se antoja muy difusa, la denominada Internet oscura

05 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Recientemente, la Guardia Civil de Pontevedra desarrolló una operación contra el intercambio de archivos de contenido pedófilo en la Internet oscura que culminó con ocho detenciones. La investigación volvió a poner de manifiesto un espacio dentro de la red de redes muy poco conocido para el público en general y que, a decir de algunas fuentes policiales, no deja de ser una gigantesca cueva de delincuentes.

Frente a lo que se podría uno creer, acceder a la Darknet es relativamente sencillo. Solo hay que instalar un navegador, por ejemplo, y uno se adentra en un espacio al que no llegan los buscadores tradicionales. Se estima que estos, caso de Google o Yahoo, solo alcanzan al 5 % del contenido de la Red, de tal modo que el 95 % restante, que no está indexado, queda oculto a la mayoría de los internautas. Tanto Policía como Guardia Civil advierten del contenido de muchas de las webs aquí alojadas.

Unas palabras clave y un par de clicks después dejan al descubierto en cuestión de unos segundos un amplio directorio de páginas donde ofrecen todo lo que uno pueda imaginar. Surge entonces un sentimiento que no va a desaparecer durante todo la inmersión en la Darknet: cómo diferenciar el trigo de la paja. Esto es, la sensación de que uno no puede estar seguro de que lo que le ofrecen sea real y no una mera estafa para tratar de timar al primer incauto. A fin de cuentas, suena raro que un asesino que se dice profesional y con años de experiencia oferte sus servicios por apenas unos veinte euros al cambio. Sobre todo, si se tiene en cuenta que en unos cuantos clics de ratón más y se descubre a sicarios que se cotizan por unos 250.000 dólares.

Alquilar un hacker

Es una impresión que se acrecienta cuando uno termina en Rent-A-Hacker, algo así como una página donde se puede contratar los servicios de un pirata informático. Asegura ser todo un profesional que en una empresa «legal» ganaría entre cincuenta y cien euros a la hora, para, acto seguido, colgar un listado de precios por los servicios que ofrece. Así, por doscientos euros, asegura que es capaz de hackear el correo electrónico o el perfil de Facebook de la persona que uno desee. Por un poco más, se ofrece a incriminar a cualquier objetivo en todo tipo de delitos o incluso arruinarlo financieramente.

Está claro que en un espacio donde supuestamente es tan sencillo contactar con asesinos a sueldo o mercenarios, el conseguir un arma de fuego, a priori, también debería relativamente fácil. Dicho y hecho. No hay que ser un internauta muy avezado -aunque es conveniente dominar algo de inglés- para encontrar una tienda virtual donde adquirir, por poner un ejemplo, la misma pistola que empleaba James Bond en sus primeras incursiones cinematográficas. Por unos seiscientos euros se anuncian las Walther PPK, mientras que si uno busca un poco más de potencia de fuego tiene las Dessert Eagle por algo más del doble.

También estupefacientes

A pesar de ser solo unos pocos ejemplos de los negocios ilícitos que uno puede encontrar en la Internet oscura, lo cierto es que, según fuentes de la Guardia Civil y de la Policía Nacional, el mercado que más dinero parece mover en este entorno es el del comercio de estupefacientes. Aparentemente, la droga más habitual que se puede encontrar es la marihuana y los derivados del cannabis -algunas webs presumen de no vender otras sustancias que causan «daños irreversibles» a los consumidores-, por lo que los precios parecen fluctuar a cada instante.

Sin embargo, no es raro descubrir a un presunto proveedor de cocaína, speed o éxtasis (MDMA) que afirma tener capacidad de hacer llegar tales sustancias al comprador «con total confidencialidad y seguridad».

¿Y ahora con qué pago yo? El floreciente negocio del bitcoin, la moneda digital

Está claro que, junto a negocios ilegales, se ubican otros legales. No obstante, tanto unos como otros comparten el hecho de que cada vez es más habitual que exijan los pagos en bitcoins. Se trata de una moneda digital que, a diferencia de las convencionales, no tiene ningún Gobierno o banco que la respalde, por lo que en muchas ocasiones ha amparado al blanqueo de capitales procedentes del tráfico de drogas, personas o armas. De hecho, no hace muchos meses, el que se sospecha que es uno de los creadores de esta moneda fue detenido en Australia por supuestamente atentar contra el dólar.

Tal es la expansión de esta moneda en los últimos años que ha generado todo un floreciente mercado de negocios opacos a su alrededor. Así, no es complicado encontrar webs que disponen de servicios de laundry, término anglosajón que se refiere al blanqueo o lavado de este dinero.

Y como siempre, la duda de si lo que ofertan es veraz o simplemente una tomadura de pelo, una estafa de las muchas que proliferan en Internet.