El Sergas cumple un cuarto de siglo

Juan Carlos Martínez REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

El traspaso del Insalud a Galicia se produjo en medio de un radical proceso de reforma de la atención sanitaria

02 ene 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El Servicio Galego de Saúde es, por el número de trabajadores (unos 36.000) y por la importancia que le atribuye la población, la primera empresa de Galicia. Cuesta pensar que solo tiene 25 años de edad, pero los cumple hoy: el 2 de enero de 1991 se hacía efectivo el acuerdo de transferencia a la comunidad autónoma de los servicios que hasta entonces venía prestando el Insalud.

El traspaso se publicó en el BOE del 31 de diciembre para que entrara en vigor el día siguiente, pero la festividad del Año Nuevo pospuso los cambios hasta el día 2. Sus máximos protagonistas fueron Julián García Vargas, entonces ministro de Sanidad en el Gobierno de Felipe González, y Manuel Montero, conselleiro de Sanidade bajo la presidencia de Fraga en la Xunta.

Galicia fue la sexta comunidad autónoma en asumir las competencias plenas en sanidad, salvo en lo que corresponde a la financiación de la Seguridad Social. Lo hacía con diez años de retraso con respecto a la primera, que fue Cataluña, y después de Andalucía, el País Vasco, la Comunidad Valenciana y Navarra.

Con el traspaso, la Xunta recibía 3.000 millones de pesetas más de lo que el Insalud venía gastando en Galicia, pero también cerca de 20.000 funcionarios.

Tensiones

La importante competencia en sanidad no se asumió sin tensiones. Tenían un componente político, porque el inicio del proceso, e incluso la primera ley del Servicio Galego de Saúde, eran obra del Gobierno gallego de Fernando González Laxe pero, finalmente, fueron el culmen del primer año de gobierno de Fraga. La oposición acusó al Ejecutivo autonómico de precipitarse en la asunción de la competencia.

Pero no fue este el factor principal de preocupación. España se había embarcado en una radical reforma de la salud pública, que dejaba de ser mutualista para pasar a financiarse con impuestos, que incidía más en la prevención que en la cura y en la potenciación de la atención primaria. En Galicia, el contingente de médicos que entonces se llamaban de cupo y zona, o sea, los médicos de cabecera, eran un porcentaje muy importante, y la reforma afectaba fundamentalmente a su trabajo, al ponerse en marcha los centros de salud, un modelo completamente distinto. Pocos meses después del traspaso, salía a la luz el Informe Abril, encargado por el Gobierno socialista para aligerar la carga financiera que aumentaba de manera acelerada. Se daba otro giro, liberalizante, a la reforma en marcha.

Pese a estas trabas, el servicio público de salud transferido ha vivido hitos notables: se completó el modelo de atención primaria; se construyeron algunos hospitales nuevos; se integraron los que entonces pertenecían a las diputaciones. Para el año 2000, la atención pública de salud se había universalizado. Sanidade y los colegios médicos dedicarán este año a celebrar la efemérides y a recordar a los gallegos cómo ha cambiado la atención a su salud desde 1991.