Rajoy teme un nuevo «no a la guerra»

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

GALICIA

La amenaza terrorista y el desafío independentista cambian los ejes de la campaña y dejan descolocada a la oposición, que tenía previsto centrar el debate en la crisis y la corrupción

23 nov 2015 . Actualizado a las 15:45 h.

Si alguien esperaba que el hartazgo ciudadano hacia la vieja política, el grave momento que atraviesa España y la llegada de nuevos partidos permitiría superar la tradicional bajeza cainita de las campañas electorales, puede abandonar toda esperanza. Todos los síntomas apuntan a que nos encaminamos a una campaña sucia y repleta de golpes bajos. Y a que la altura de miras y el consenso entre las fuerzas políticas al que asistimos es solo la calma que precede a la tempestad.

Y ello es así porque los partidos se van a ver obligados a afrontar el período preelectoral con estrategias de corto plazo pegadas al día a día, en lugar de aplicar el manual que llevan meses, sino años, preparando para este momento. En resumen, hasta hace no mucho todos daban por hecho que el debate de la campaña estaría marcado por la crisis y la corrupción. Y, sin embargo, se encuentran ahora con que ambos temas pasan a segundo plano porque el debate electoral se va a centrar en Cataluña y en la respuesta al terrorismo yihadista. En esas circunstancias, el consenso va a saltar por los aires. Y tanto la unidad nacional como la amenaza del Estado Islámico se convertirán en arma política.

Aunque en el PP se aparente tranquilidad y se asegure que ambas crisis refuerzan el liderazgo de Rajoy, en Moncloa están convencidos de que la estrategia de Pablo Iglesias de no sumarse al pacto antiyihadista esconde la intención de encabezar una movilización ciudadana en plena campaña que retome el «no a la guerra» en las calles que tanto daño hizo al Gobierno del PP en el 2004. Rajoy, al que la respuesta de Aznar al 11-M le costó la presidencia, quiere evitar a toda costa un nuevo «no a la guerra» posponiendo una decisión firme sobre Siria y comprometiendo al resto de partidos en cualquier decisión. Pero la presión de Francia y la escalada terrorista pueden obligarle a sumarse a la guerra sin cuartel al terror. Esa es ahora mismo la principal baza de un Podemos a la baja, que pretende situarse así como única oposición pacifista a un eje que engloba ya no solo al PP y el PSOE, sino también a Ciudadanos, dispuesto a jugar la carta de una firmeza contra el terror mayor incluso que la de Rajoy, lo que puede llevar a Rivera a una sobreactuación en campaña. En ese ambiente, es el PSOE quien puede sufrir más, atrapado de nuevo en una tierra de nadie. Y hay ya destacados socialistas que recomiendan a Sánchez marcar distancias con Rajoy en la respuesta al terror. Episodios como el del ministro de Exteriores mostrando de nuevo su incontinencia verbal y haciendo la guerra por su cuenta en torno a la posible intervención española en Mali, no ayudan tampoco a mantener la necesaria unidad.

Y el clima de consenso de los partidos nacionales frente al desafío independentista de Cataluña está también amenazado, porque PSOE y Ciudadanos temen que Rajoy aproveche su respaldo sin fisuras para presentarse como el único líder capaz de aglutinar fuerzas contra la secesión. Al menor atisbo de que Rajoy encamina la campaña por esa vía, tanto Pedro Sánchez como Albert Rivera empezarán a marcar distancias con el Gobierno, en una batalla de la que solo los nacionalistas pueden salir beneficiados.

Feijoo debe ir pensando ya en la fecha de las elecciones

En agosto del 2011, el adelanto de las elecciones vascas obligó a Alberto Núñez Feijoo a convocar los comicios gallegos el 21 de octubre para hacerlos coincidir con la fecha elegida por el lendakari socialista Patxi López. Si no quiere que le suceda lo mismo en 2016, Feijoo debe ir eligiendo ya día para las gallegas. En esta ocasión se suma el hecho de que Cataluña se encamina sin remedio a unas nuevas elecciones, sea investido Mas o no, con lo que ya serían tres las autonomías llamadas a las urnas en 2016. A Feijoo, en todo caso, le convendría que la campaña gallega coincidiera con la catalana o la vasca, para reforzar así el mensaje contra la alianza entre la izquierda y el nacionalismo en Galicia.

El ataque de Pachi Vázquez refuerza a Gómez Besteiro

En política, a veces, tener un exceso de enemigos puede resultar positivo, porque siempre cabe el recurso de situar a todos tus críticos a la altura del menor de ellos. Algo así le puede acabar ocurriendo a José Ramón Gómez Besteiro, que ve casi con agrado que sea su predecesor, Pachi Vázquez, quien más se signifique en su contra. El anterior secretario general del PSdeG no es ciertamente el más indicado para denunciar, como hace, la «incoherencia» de Besteiro. Y eso hace que algunos de los críticos del actual líder del PSdeG se lo piensen dos veces antes de emitir sus críticas en público, ante el peligro de que se les identifique como aliados de un Pachi Vázquez al que se considera ya amortizado.

A Ciudadanos le basta su líder para decidir en Galicia

La encuesta de Sondaxe que ayer publicó La Voz confirma lo apuntado hace poco en estas páginas. Ciudadanos será decisivo también en Galicia en las elecciones autonómicas. El dato demuestra hasta qué punto ha cambiado la política y cómo ya no es importante que los partidos dispongan de una gran maquinaria e infraestructura para captar el voto. Más que un partido, Ciudadanos es un líder con un buen equipo detrás. Para que se hagan una idea, si uno va a su página web, el teléfono de contacto que aparece es un móvil. Y además se informa de que allí solo se atiende «de lunes a viernes de 9 a 14». A Ciudadanos no le hace falta un gran aparato. Le basta que su líder siga saliendo en la tele.