Una segunda vuelta liquidaría al PP

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

GALICIA

La propuesta de reforma del sistema electoral que plantea Feijoo despojaría a los populares de todo su poder municipal debido al rechazo que genera su partido entre todos los que no le votan

08 jun 2015 . Actualizado a las 07:35 h.

Que el PP iba a sufrir un duro correctivo en las municipales y autonómicas era algo descontado desde Génova y, en menor medida, también desde la Moncloa. De hecho, el PP es el partido que más se ha acercado al porcentaje que le auguraban los sondeos. No es por tanto el batacazo lo que más preocupa a los populares. Lo que está resultando un shock es el enorme rechazo que provoca el partido entre quienes no le votan. Una animadversión que ha llevado a muchos ciudadanos a votar más contra el PP que a favor de otra fuerza política. Ni siquiera entre los partidarios de Ciudadanos figura el PP como la segunda fuerza más simpática. Y ese panorama sí que preocupa, y mucho, de cara a las elecciones generales. En esos comicios, Rajoy está convencido de ganar en número de votos. Pero, con ese sentimiento cercano a la fobia de todos los que no sean votantes propios, y que parecen dispuestos a aliarse con cualquiera con tal de que no gobierne el PP, el paisaje empieza a ponerse muy complicado.

Pero la situación resulta aún más preocupante si se tiene en cuenta que aunque el resultado ha sido muy malo para el PP, que perderá decenas de alcaldías de grandes ciudades que hasta ahora gobernaba con mayoría absoluta, podría haber sido incluso mucho peor con otros sistemas electorales. De ahí que algunos analistas populares que hilan más fino que aquellos que solo piensan en el corto plazo y a la luz de lo inmediato, se lleven las manos a la cabeza con algunas de las propuestas que se están lanzando desde el propio PP. Sin ir más lejos, el pasado 19 de abril el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, que ya parecía intuir lo que iba a suceder en los comicios, se plantó en Madrid para lanzar una propuesta que, a la vista de los resultados electorales y las actitudes posteriores de las fuerzas políticas, sería en realidad suicida para el PP. «Si no aceptamos las listas más votadas, ¿por qué no aceptamos la segunda vuelta? Sería de una contundencia democrática doble porque los ciudadanos votaríamos dos veces», dijo aquel día Feijoo. Es difícil discutirle al líder del PPdeG la contundencia democrática de una segunda vuelta, al estilo de las presidenciales francesas, para elegir a los alcaldes. Pero para quien sería no ya contundente, sino trágico, sería para el PP. Con ese sistema, perdiendo las mayorías absolutas, tendría ahora imposible gobernar en prácticamente ningún municipio, al margen de la distancia por la que se impusiera. Ese rechazo radical que genera el PP en el resto de partidos haría que los votantes de otras fuerzas que no pasaran a la segunda vuelta se volcaran a favor del candidato que hubiera quedado segundo, con tal de que no gobierne el PP, que no sumaría los apoyos de ningún otro partido. Y el gran beneficiado de la segunda vuelta sería el PSOE, que gobernaría todavía en muchos más sitios de los que lo va a hacer tras estos comicios, y sin necesidad de pactos. Probablemente, el PP solo podría gobernar en Vitoria y en Ceuta. Dado que el PSOE jamás va aceptar el criterio de que gobierne directamente la lista más votada, lo más conveniente para el PP sería abandonar ese debate, no sea que le acaben imponiendo la segunda vuelta.

¿Por qué Rajoy no tomó las decisiones más populares?

Mariano Rajoy ha llegado a un punto en el que parece no sentir necesidad de explicarse, y en el que admite todos los contratiempos con una especie de fatalismo insuperable. Por eso resultan tan difíciles de explicar algunas de sus decisiones. En el propio PP no se entiende, por ejemplo, por qué, sabiendo que tendría que tomar medidas muy impopulares, no acompañó esos recortes económicos de otras decisiones valientes que gozan de gran apoyo ciudadano y que, además, habrían sido beneficiosas para la economía. Si el Gobierno que te sube los impuestos suprime a la vez el Senado, las diputaciones o fusiona ayuntamientos, es posible que te duela menos. El por qué no lo hizo es un misterio.

La investidura de Díaz abre la guerra interna en el PSOE

Todo indica que Susana Díaz acabará siendo investida como presidenta de la Junta de Andalucía gracias al PP, mediante su abstención en la investidura. Si esa hipótesis se consuma, la batalla en el PSOE estará inmediatamente servida. Con Susana Díaz apoyada en el PP y Pedro Sánchez apoyado en Podemos, el partido entrará en una inestabilidad notable. Y no está claro quién ganará la batalla en un PSOE en el que Díaz sigue al frente de la federación más poderosa. Del resultado de esa guerra, y del partido que tome cada dirigente, dependerá el futuro de muchos. Entre otros, el del líder del PSdeG, José Ramón Gómez Besteiro, que se ha pasado definitivamente del bando de Díaz al de Sánchez.

La indefinición de Rivera empieza a pasarle factura

No ha tardado mucho Ciudadanos en entrar en una senda para muchos predecible. La indefinición y el no a todo se puede sostener durante la campaña, pero una vez que hablan las urnas, los partidos tienen que tomar decisiones y asumir su coste. Los votantes no perdonan que sus votos acaben no sirviendo para nada en función de una estrategia tacticista que pretende llegar virgen a las generales. Y eso se nota ya en los sondeos. Lo del ni de derechas ni de izquierdas ya lo intentaron otros en España con mal final. En el Gobierno empiezan a considerar que si Ciudadanos abandona al PP en Madrid y otras ciudades y permite gobernar al PSOE, eso podría acabar beneficiando a Rajoy en las generales.