«Era una persona, ¿qué iba a hacer, dejar que se ahogase?»

Carlos Cortés
carlos cortés MONFORTE / LA VOZ

GALICIA

ALBERTO LÓPEZ

El mendigo que rescató a un hombre que había caído al río Cabe, en Monforte, dice que solo necesita un trabajo

06 mar 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

José Fernandes tenía familia y casa en Oporto, pero no conseguía encontrar trabajo. Cuando murieron sus padres decidió que era el momento de buscar algo mejor y emigró. Fue a caer en la España de finales del 2012, asolada por la crisis económica y con un paro galopante. Dos años después vive en Monforte. El jueves por la tarde un hombre se cayó al río Cabe a pocos metros del puente bajo el que José duerme todos los días. Se tiró a por él y lo sacó. «Era una persona, ¿qué iba a hacer, dejar que se ahogase?», dice sorprendido cuando le preguntan cómo se atrevió a saltar vestido a un río que baja tan lleno y tan frío como el Cabe estos días. Ayer lo entrevistaron para los periódicos y habló para la televisión. Le tocó oír más de una vez que es un héroe. Él se encoge de hombros. No es precisamente reconocimiento lo que más falta le hace. «¿Que soy un héroe? Yo lo que necesito es trabajo».

José lleva dos años fuera de Portugal y sigue sin encontrar lo que buscaba. Nació hace 45 años en Oporto, y en España ya ha trabajado como ganadero, como agricultor y como obrero de la construcción. En la ganadería se estrenó en Asturias, en una granja en la que trabajaba catorce horas diarias sin más remuneración que la comida y un sitio donde poder dormir. «Y encima siempre me ponían lo mismo para comer», se queja riéndose.

Dejó la granja después de que un amigo asturiano le recomendase que buscase suerte en Galicia. «Me dijo -recuerda ahora- que como yo soy portugués, aquí me iba a entender mejor con la gente». En el municipio de Barreiros, en A Mariña lucense, trabajó como ayudante en la construcción de un edificio durante alrededor de dos meses. Pero primero se lesionó la espalda y después le robaron la mochila en la que llevaba toda su documentación. Tuvo que bajar a Ourense y gastar cerca de cien euros en renovar todos sus documentos de identidad y allí le ofrecieron trabajar como jornalero eventual en unas viñas en Chantada.

«Le he cogido cariño»

Y así, a base de dar tumbos de aquí para allá, realizando trabajos esporádicos y sin dinero para soñar siquiera en poder alquilar un piso o en pagarse una pensión, acabó hace dos meses en Monforte. «Le he cogido cariño a este sitio, la gente es amable», le contaba ayer por la tarde a un periodista de un diario portugués que se puso en contacto con él para preguntarle por su historia personal.

De noche duerme bajo el puente de la ronda urbana y de día pide limosna en los supermercados. «¿Qué voy a hacer?, no voy a robar», razona este hombre. Cuando no obtiene suficiente dinero para poder sufragarse la comida diaria, José Fernandes recurre a la delegación local de Cáritas, el mismo lugar al que el jueves por la noche lo llevaron los agentes de policía para que le proporcionasen algo de ropa seca y para que pudiese entrar en calor después de salir completamente empapado del río.

Se tiró al río

José dudó lo suyo antes de tirarse al agua. Cuando vio que el accidentado se quedaba inmóvil boca abajo contó hasta cuatro para ver si se movía. Pero no se movió, así que no le quedó otra que dejar de pensárselo y tirarse al río.

Mientras José Fernandes lidia con su inesperada fama, el hombre al que rescató del agua seguía ayer ingresado en el hospital de Monforte. D.V.D., monfortino de 45 años, ingresó el jueves con severos problemas respiratorios e hipotermia.

De día, José pide limosna en los supermercados. «No voy a robar», asegura

Vive en Monforte desde hace dos meses: «Le he cogido cariño a este sitio»