Creo que nuestro galardonado puede ver hoy con satisfacción algunas cosas; entre otras, cómo la Galicia que él contribuyó a transformar ha alcanzado una voz propia en una España diversa e integradora, una España en la que caben todas nuestras aspiraciones de libertad y de bienestar.
Señoras y señores.
Xosé Luís Barreiro continúa, con acierto, la larga tradición de pensadores e intelectuales preocupados por España.
En su libro La España evidente, que tuve el gusto de que me lo dedicara y que también ha sido recientemente galardonado con el Premio Internacional de Ensayo Jovellanos, Barreiro hace una defensa de nuestro país desde una perspectiva moderna y europeísta con la que no puedo estar más de acuerdo. Su propuesta de recuperar los valores éticos, políticos e históricos que fortalecen el acervo común de nuestra nación, así como su rechazo de la idea de España como un mero concepto político, insisten, con brillantez argumentativa, en la existencia de una comunidad de vida, con una historia compartida y una cultura común en la que nos reconocemos.
Xosé Luís Barreiro nos habla de una nación que es plural en su propia morfología, forjada a través de la convivencia, forjada en los éxitos y también en los fracasos a lo largo de la historia; una historia que yo entiendo como un vehículo para practicar la concordia y no el enfrentamiento.
Esta historia, con la que no debemos frivolizar, nos cuenta que somos herederos de cinco siglos de vida en común, la nación más antigua de Europa. Un proyecto en absoluto agotado, pues fue capaz de alumbrar hace apenas cuarenta años, y gracias a la generación de la Transición, de la que yo no formaba parte y por eso puedo hablar con conocimiento de causa, una Constitución que ha brindado un período ejemplar de estabilidad política y ha proporcionado las mayores cotas de bienestar que nunca pudieron imaginar los españoles, nunca.
Creo que la lectura de La España evidente nos reafirma en la idea de que el camino sigue siendo la búsqueda del entendimiento, el compromiso y el pacto social; en la idea de entender la política como una actividad constructiva, positiva y razonable, que debe perseguir la mejora de la sociedad, servir a los intereses nacionales y no multiplicar, sino encontrar soluciones a los problemas. Porque, señoras y señores, lejos de ser el problema, la política es parte de la solución y se lo dice alguien que lleva más de treinta y tantos años en la vida política y que está enormemente orgulloso de ser un dirigente político.
Señoras y señores.
Decía hace unos minutos que España es una gran nación, la más antigua de nuestro continente. Y la ventaja que nos dan la experiencia y el tiempo es que podemos y debemos aprender de nuestro pasado. ¿Saben lo que nos dicen esos quinientos años de historia, entre otras cosas? Que el camino que niega a la política termina socavando los sistemas democráticos.
Por eso, La España evidente es un estímulo hacia el entendimiento y una predisposición inteligente al debate; un debate que debe partir, continuar y concluir en el estricto terreno de la realidad, sin engaños ni mitificaciones.
Queridos amigos.
En cualquier caso, y además, las páginas de La España evidente incitan a dejar atrás la homilía de la resignación, el sermón del fatalismo que quiere condenarnos a una nueva leyenda negra que cuenta, sin descanso, que las cosas van siempre mal en nuestro país.
Sabemos que queda mucho por hacer y que todo se puede y se debe mejorar, pero España es hoy un país respetado en el mundo, con una gran capacidad de superación; un país que comienza a recoger los frutos de una siembra, si me permiten decirlo, bien hecha.
Por eso no debemos dejar, como no lo hace Barreiro, que el fatalismo infecundo, el pesimismo interesado o el enfado permanente que instigan algunos tiren por la borda unos logros que son excepcionales y que pertenecen en exclusiva al patrimonio común de todos los españoles, todos esos que viven en la nación más antigua de Europa.
Señoras y señores,
Felicitando una vez más al premiado, haciéndolo de corazón, les doy las gracias a todos por su atención.