La empresa constructora arrastraba deudas que podrían llegar a 140.000 euros

m. g. b. / i. e. viveiro / la voz

GALICIA

16 ene 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Con apenas 18 años de edad, José Ángel Cuadrado se puso al frente de la empresa de su padre fallecido, Villarino Obras S.?L. Entonces era una firma solvente y próspera, con más de una decena de empleados. Sin embargo, según habría declarado el hombre, ahora arrastraba deudas con la Seguridad Social cuantiosas, de unos 120.000 o 140.000 euros como mínimo. Además, les habían embargado hace tiempo las viviendas de la suegra y de su mujer y había orden de embargo de la nómina de la esposa. En definitiva, era una auténtica ruina económica que, según él confesó, hacía sufrir mucho a su mujer.

Otras fuentes consultadas señalaron que aparte de las deudas pendientes con la Tesorería de la Seguridad Social, hay un litigio laboral de tres trabajadores por impago de nóminas de al menos dos meses del 2013 y se hablaba también en fuentes jurídicas de un auto judicial por importe de unos doce mil euros por impagos a empresas del sector.

Persona amable y tranquila

Una persona muy cercana al asesino confeso señalaba que este le hablaba de cuestiones personales, pero de su situación económica apenas mencionaba nada, y de hecho fue una sorpresa para familiares y allegados la situación. Además, parece que por Navidades quedó sin trabajo y el inminente embargo del sueldo de la esposa pudo haber actuado de detonante. Al menos eso es lo que comentan algunas personas allegadas.

Por lo demás, hay coincidencia en que se trata de una persona afable, tranquila, a la que nunca se le oía pronunciar una palabra más alta que la otra, bastante reservado y del que destacan las excelentes relaciones que, según explicaron algunos vecinos, tenía con su esposa. Viajaban juntos, salían juntos, compartían la vida.

Para la familia fue un enorme golpe este caso. Lo confirmaba otro allegado, destacando que tanto por parte paterna como por parte materna, eran una gente excelente.

«Se a nai non chega a estar morta, morría agora do disgusto de ver isto», señalaba un vecino de la parroquia de San Adriano, que declaró estar aún consternado con esta situación tan dramática.