El país de los niños perdidos

Jorge Casanova
jorge casanova REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Mientras los nacimientos crecieron un 13 %, el número de menores de 16 cayó un 11 %

06 ene 2014 . Actualizado a las 13:44 h.

Pese a que los nacimientos han crecido sustancialmente en Galicia en la última década y media, los Reyes Magos dejaron hoy en Galicia menos regalos que nunca. La crisis económica está detrás del fenómeno, pero no porque haya afectado especialmente al bolsillo de los Magos, sino porque la pasada noche hubo menos zapatos en los que dejar regalos.

No resulta sencillo explicar esta paradoja estadística, pero lo cierto es que, desde 1998 a 2012 (último año con datos oficiales cerrados), los nacimientos en Galicia pasaron de 18.538 a 20.944, es decir, crecieron un 13 % Si se eleva el umbral de edad hasta los 4 años, la población de niños gallegos pasó de 91.167 a 111.715 o, lo que es lo mismo, su crecimiento se elevó en estos 15 años un 22,5 % Sin embargo, muchos de esos niños no llegaron a crecer en Galicia porque, en ese mismo período de tiempo, la población menor de 16 años censada en la comunidad sufrió una regresión de casi el 11 % mermando de los 389.555 que había en 1998 a los 347.361 que cerraron el 2012.

El repunte en la natalidad gallega, que vivió su mejor ejercicio en el año 2008, está metido ya de lleno en una curva descendente, con lo que el número de gallegos en edad escolar seguirá descendiendo en los próximos años. El sustancial deterioro económico es el responsable de esta situación que ha impedido que Galicia apenas haya notado en su imparable caída demográfica la bonanza que caracterizó los primeros años del milenio. En cuanto las cosas se torcieron, los nacimientos empezaron a descender de nuevo y el cuerpo de nuevos gallegos que tomó cierto vigor a principios del siglo comenzó a desvanecerse o, lo que es lo mismo, niños que nacieron en Galicia se convirtieron en jóvenes emigrantes, al mismo tiempo que lo hacían sus padres.

Salida de inmigrantes

El demógrafo Manuel Blanco Desar relaciona el fenómeno con la salida de muchas familias de inmigrantes, expulsados por la crisis: «Una parte de la mínima inmigración joven que llegó a Galicia se ha ido por la falta de oportunidades». Blanco señala que las familias con menos raíces en la comunidad emigran al completo, mientras los gallegos que han reabierto en los últimos años la vía de la emigración, suelen dejar a sus hijos en el país, aunque esa tendencia probablemente también esté cambiando. Lo cierto es que los nacimientos de madre extranjera pasaron en Galicia de constituir el 2 % del total en 1998, a ser el 8,3 % en el 2008, el año de mayor fertilidad en este ciclo. Ese empujón a la esclerotizada capacidad de regeneración de la demografía gallega, se ha visto frenado en seco.

El desfase entre el crecimiento de niños de entre 0 a 4 años y el descenso de menores de 16 en los últimos 15 años afecta de forma irregular a Galicia. Mientras algunas comarcas del interior, hundidas en la depresión demográfica desde hace años, apenas notan la diferencia, porque sus saldos son igual de tristes en ambos parámetros; en otras, el desfase es enorme. En la de Santiago, por ejemplo, el incremento en el número de niños pequeños fue del 44 %, aunque el de menores de 16 apenas alcanzó el 5 %. Las zonas de mayor crecimiento, donde se han instalado la mayoría de los gallegos, son las que más acusan la descompensación entre los niños que llegaron y los que han cumplido 16 años. En realidad, son los agujeros por los que se escapa el futuro de Galicia.

La estadística reafirma la escasísima capacidad de regeneración que tiene Galicia, con una tasa de natalidad que se encuentra a la cola de toda Europa. Comparada con otras regiones con características similares, como Bretaña o el norte de Portugal, Galicia fue incapaz de aprovechar la mejora económica. Cuando más cerca estuvo su PIB por cápita de la media de la UE (92 % en el 2008) su tasa de fecundidad alcanzó su techo reciente con 1,15 hijos por mujer. En esas mismas circunstancias, el norte de Portugal (65 % en el 2000) reflejaba una tasa de 1,53 y la Bretaña Francesa (100 % en el 2001), subía hasta los 1,92 hijos por mujer.