Los últimos golpes policiales y las sentencias condenatorias de la Audiencia Nacional han debilitado a Resistencia Galega, que intenta reorganizar su estructura para seguir atentando
09 oct 2013 . Actualizado a las 07:00 h.La reciente sentencia de la Audiencia Nacional que declara organización terrorista a Resistencia Galega ha supuesto un golpe muy duro para la banda. Cuatro de sus más significados activistas, Eduardo Vigo, Roberto Domínguez Fiallega, alias Teto, Antón Santos Pérez y María Osorio López, fueron condenados a penas de entre 8 y 10 años de cárcel por pertenencia a organización terrorista. Pero ese duro golpe no ha acabado con la banda. Quienes conocen el entorno independentista apuntan a que hay mucha gente dispuesta a ponerse al frente de la lucha activa en la calle, a quemar contenedores, provocar algaradas callejeras e infiltrarse en manifestaciones de tipo social.
Pero poner bombas es otra cosa. Para eso se necesitan activistas más comprometidos. Las mismas fuentes indican que se aprecia una especie de recomposición de la estructura de la organización tras la sentencia de la Audiencia Nacional y los últimos golpes policiales. El atentado contra el Concello de Beade la madrugada del viernes podría ser un ejemplo de esa recuperación. Sin embargo, hay fuentes que se inclinan más por el hecho de que la última acción hubiese sido decidida por alguno de sus miembros más radicales.
Momento de transición
En lo que sí coinciden los expertos en este tipo de grupos es en que el atentado de Beade se ha cometido en un momento de transición de la banda. Extraña por eso la contundencia de la acción, con un potente explosivo que causó importantes daños en la casa consistorial de la localidad ourensana. Pero quienes conocen los entresijos de estos grupos independentistas lo explican en la circunstancia de que se ha detectado un aumento del apoyo a distintas acciones radicales en la provincia de Ourense. Quizá eso se deba a que los esfuerzos de los cuerpos de seguridad del Estado se centrasen en combatir el núcleo duro de la banda en Santiago y su entorno, y en Vigo y su área metropolitana. En esos lugares se cometieron la mayoría de las acciones que se han venido atribuyendo en los últimos años a Resistencia Galega y a otros grupos independentistas del entorno más radical de Galicia.
A falta del resultado de los análisis del material empleado en el atentado de Beade, todos los indicios señalan a Resistencia Galega. El tipo de olla empleado como recipiente, la pólvora prensada y el sistema utilizado para la colocación del artefacto responden a las mismas características de otras bombas de la banda. De hecho, esa reiteración en el estilo y en el material utilizado fue decisiva en la sentencia de la Audiencia Nacional para declarar a Resistencia Galega como organización terrorista. El tribunal hace una relación de los atentados cometidos y los relaciona entre sí al argumentar que eso «puede interpretarse que los artefactos anteriormente citados [en la sentencia] y los intervenidos han sido realizados por la misma persona o personas o sus autores han recibido la formación necesaria».
Resistencia Galega es el único grupo terrorista activo existente en España. Se considera que la banda nació a partir del primer Manifesto pola resistencia, publicado en el año 2005. Sin embargo, los investigadores de Guardia Civil y Policía Nacional identifican los orígenes de la organización en el Exército Guerrilheiro do Povo Galego Ceibe, que permaneció activo entre 1986 y 1993. Luego surgieron varios grupos de naturaleza independentista que terminaron aglutinándose en Nós-Unidade Popular. Destacaba AMI, que fue creada por el antiguo miembro del Exército Antón García Matos, Toninho. Él y una veintena de jóvenes abandonaron en julio del 2005 Nós-UP para conformar Resistencia Galega. Toninho, considerado el líder de la banda, se encuentra en paradero desconocido. En un registro del año 2011 a los activistas ahora encarcelados se encontró una carta reciente con instrucciones y órdenes en la que se identificó una huella de García Matos.