«¿Lémbraste? Son A Piocha»

m. cedrón REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

La presidenta de Paideia nació en el primer piso del edificio del centro de la imagen, en A Coruña.
La presidenta de Paideia nació en el primer piso del edificio del centro de la imagen, en A Coruña. g. rivas< / span>

La presidenta de Paideia aprendió a bordar en su casa de O Matadero

18 ago 2013 . Actualizado a las 06:00 h.

«Era uns anos máis maior que min, pero claro que coñecía a Rosalía Mera. Eramos veciños, do mesmo barrio. Vivía nun piso un par de casas para alá. Estaba de moi ben ver, como che diría... Do seu pai, o Piocho, aprendín a facer os nudos mariñeiros. Porque aínda que traballaba en Fenosa, tiña unha chalana e saía a pescar». Todo esto lo recuerda uno de sus vecinos de O Matadero, el barrio obrero de A Coruña en el que nació la presidenta de Paideia.

Y cuenta lo orgullosa que estaba ella de su padre, de quien decía que era el que mejor hacía estrobos (una cuerda con nudos en los extremos que une el remo con las embarcaciones) de toda Galicia. De hecho, era un manitas. Arreglaba todo tipo de cosas en las casas del barrio. Era humilde, trabajador y le gustaba hacer favores a los que lo precisaban.

Aquella chica del barrio, con la que aquel niño -ahora rondando los sesenta- se bañaba de pequeño junto al caño que vomitaba al mar la sangre que venía del matadero, empezó a trabajar como modista para las señoras de la ciudad. Ella misma recordaría más tarde en una entrevista cómo le habían enseñado a bordar en su casa y cómo con ese trabajo, ya de muy niña, ganaba dinero. Bordaba y le pagaban por ello.

Luego fue dependienta en La Maja, se casó con Amancio Ortega, encargado del comercio en aquella época, tuvo dos hijos, creó Paideia y se convirtió en una de las mujeres más ricas del mundo. Pero nunca olvidó su casa frente a la playa y que en su barrio eran muy pocas las niñas que llevaban uniforme para ir a la escuela.

Muchos años después de aquellos baños en Matadero, en un acto público en A Coruña, el que fuera su vecino durante la niñez coincidió de nuevo con ella. Fue en un acto público. Uno de los presentes se dirigió a Rosalía y le comentó que aquel hombre, como ella, también era de A Coruña. «Empezamos a falar. Interesoulle saber de qué barrio. Díxenlle que de O Matadeiro. Non me daba conta de quen era porque pasara moito tempo. E ela aclaroume. ¿Lémbraste? Son A Piocha», recuerda. Claro que se acordaba de ella. De su hermana. Y de su padre.

Porque Rosalía, A Piocha, nació frente al mar. En el primer piso de una casa de dos plantas con buhardilla en cuyo bajo, todavía hoy, puede verse la cruz verde de lo que fue una farmacia. Desde fuera, observando la fachada, parece que ahora no vive nadie. Pero en ese primer piso en el que vino al mundo llegaron a convivir hasta una docena de personas.

Mucha gente en casa

Durante los años cincuenta en una barrio obrero como aquel era habitual que las familias compartieran casa. Y aunque nunca llegó a decir que su familia lo hiciera, la presidenta de Paideia recordó en una entrevista cómo durante su infancia tuvo que enfrentarse al problema de la falta de espacio porque en el barrio en el que vivía «pocas eran las familias que no compartían casa, que no estaban realquiladas». Pero la convivencia con otros nunca lo vio como algo negativo, más bien todo lo contrario. Pensaba que era un modo de intercambiar conocimiento. También fue en esa casa donde aprendió a coser y a bordar, una cualidad que contribuyó a que primero GOA y luego Zara comenzaran a dar sus primeros pasos.

A la pequeña Rosalía, adulta con once años, también la marcó la emigración. Cuando era niña veía cómo la gente hacía las maletas para no volver y eso trazó parte de su trayectoria. Por eso cuando fue adulta, con ese espíritu de mujer echada para delante, trató de que aquí en Galicia se explotara el talento. Para que nadie tuviera que irse fuera.